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sábado, 13 de diciembre de 2014

El Gobierno Se La Juega A Los Jóvenes: Prohiben Compartir Coche De Viaje

Al Ministerio de Fomento se le está yendo, literalmente, la pinza. Ahora quiere imponer sanciones económicas para todos aquellos que promuevan, oferten o presten servicios para compartir coche y que no dispongan de licencia. Y no hace una alusión directa a timadores o redes de extorsionadores, sino que habla concretamente de páginas como Uber, que anuncian servicios de transporte a pequeña escala.

No se trata de un negocio, en absoluto, sino de una forma de viajar más económica. El sistema, para aquellos que no lo conozcan, es sencillo: alguien oferta el viaje que va a realizar tal día a tal hora e indica el número de plazas que le sobran, posteriormente todas aquellas personas interesadas se ponen en contacto y pagan un precio preestablecido por la gasolina y los peajes, si los hubiera. El conductor no obtiene un beneficio mayor, no cobra por el transporte, ni la conducción, ni el deterioro del vehículo… ¡para nada! solamente reparte los gastos; que en el caso de realizar él solo un largo viaje de ida y vuelta pueden ser muy elevados.

Si se incurre en esta infracción muy grave, las multas pueden ser de hasta 600 euros para los usuarios, de hasta 6.000 para las personas o empresas que promuevan la medida y pueden llegar a los 18.000 en el caso de los reincidentes. Esta medida reguladora viene precedida de la presión que ejercen las asociaciones de taxis y las empresas de transporte, porque lo han visto como una amenaza hacia su negocio. ¿Por qué no entra al trapo el Ministerio de Medioambiente? Podría defender que al compartir un vehículo se reducen los índices de contaminación. Eso se supone que es positivo, pero claro… prefiere evitar un conflicto interno en el Gobierno; sí, estamos hablando de que les unten bien y se repartan el pastel.

¿Por qué España siempre está a la cola de todo? Países europeos como Francia o Alemania utilizan este tipo de servicios desde hace años y sus Gobiernos son los que están más conformes con la medida. Hay menos contaminación, menos tráfico, menos accidentes porque los conductores no se duermen…

Es cierto que hay dinero negro no declarado en estos trayectos, pero, señores Ministros, ¿por qué se obcecan en buscarles las cosquillas a los más débiles por 5 míseros euros, cuando los que realmente defraudan millones tienen imperios que ustedes mismos les sirven en bandeja?

Si Quieres Descubrirte A Ti Mismo, Atrévete A Viajar Solo

Recuerdo que, durante los preparativos de mi viaje a Polonia, me alegró saber que no iba a ser el único; nada menos que otros tres estudiantes de mi facultad me acompañarían. Sin embargo, con el paso de los meses, descubrí que prefería viajar solo. Si me acompañaban mis paisanos, me diluía entre ellos, me resguardaba tras la seguridad del grupo, me acomodaba. En cambio, cuando no había nadie en quien apoyarme, llevaba a cabo proezas de las que me creía incapaz hasta entonces. Ese fue el gran descubrimiento de aquella odisea: viajar solo te enseña lo mejor de ti mismo.

Un ejemplo práctico: el uso del idioma. No voy a aburriros con los entresijos de la lengua polaca; baste decir que es muy difícil. El caso es que me resultaba extremadamente complicado utilizarla cuando me encontraba con alguien conocido, mientras que, si estaba solo, la empleaba sin remilgos. ¡A fin de cuentas, no quedaba otra! Por eso, y también por cambiar de aires, me acostumbré a ir de restaurantes por ahí. Yo solo. Sin nadie más. ¿Podéis haceros una idea de la sensación que me invadía entonces?

Era de auténtica satisfacción, de independencia, de seguridad. Si me apetecía comer fuera, salía a comer fuera. Y punto. No necesitaba a nadie para hacerlo. Yo solo era capaz de coger un autobús, buscar mesa, preguntar por un plato y pedir la cuenta. Y todo en correcto polaco. Al menos, lo suficientemente correcto como para que me entendieran.

Pero lo que más me complacía no era pedir “kurczak” y que me trajeran pollo, sino descubrir que podía hacerlo. Y que me gustaba hacerlo. Y que lo hacía agradecido. Sonriente. Nunca antes había pronunciado con tanta frecuencia la palabra “gracias”, igual que fue allí la primera vez que tuve una cita con una desconocida. También acudí a ver “El Fantasma De La Ópera” (sí, en polaco) y el “Réquiem de Verdi“. Y en los parques, que allí son prácticamente bosques, me comieron los mosquitos.

El colofón de esta historia lo representa mi regreso a España. Aquello sí que fue una odisea, porque tuve que tomar dos autobuses para atravesar Polonia de parte a parte, antes de llegar a Cracovia y coger el avión a Málaga, donde ya me recogieron en coche y me cargaron en el asiento trasero en dirección a Córdoba. 24 horas de viaje en total. De reloj. Y completamente solo. Solo con mis maletas, con mis recuerdos y con mis pensamientos.

Y conmigo mismo. Con ese yo interior que tan a menudo dejamos olvidado.

Todos necesitamos apoyo pero, a veces, es necesario deshacernos de él. Porque, cuando estamos solos, no lo estamos realmente. La soledad es la batalla contra uno mismo, el momento en que afrontamos nuestro propio reflejo y descubrimos en él de lo que somos capaces.

Viajar es la mejor ocasión para hacerlo, porque los kilómetros que nos separan de todo aquello que conocemos impiden que caigamos en la tentación de escapar.

¿Acaso no somos la generación sin fronteras? ¿Los jóvenes del inglés, la Unión Europea y las becas Erasmus? Pues dale sentido a todo eso y anímate a viajar solo. Lo que encuentres, te sorprenderá.

6 Ventajas De Viajar Solo En Tus 20’s

1. El mundo es un lugar enorme
En mayor o menor grado, todos estamos afectados por la miopía del egocentrismo. Es una enfermedad común que nos impide ver más allá de nuestras narices, reduciendo el mundo a nosotros mismos y unos pocos centímetros a nuestro alrededor, dependiendo de la morfología de tu nariz. Lo que se come en mi casa es lo mejor, las fiestas de mi pueblo son insuperables, la música que escucho es genial… Y así vamos sesgando nuestros gustos según el lugar en el que vivimos. ¿La solución? Viajar, conocer y vivir experiencias nuevas. Gente diferente, comida diferente, música diferente… Ábrete a lo nuevo y disfrútalo.

2. Siente la libertad, tú decides
Esta es la principal ventaja de viajar solo. No dependes de nada ni de nadie. El mundo está a tus pies, girando y ofreciéndote una inmensa variedad de posibilidades. En tu mano queda decidir qué camino tomar, qué sitios visitar y cuánto tiempo te quedarás en cada uno de ellos.

3. Compensa el dinero con energía
No necesitamos grandes lujos ni comodidades para disfrutar del viaje. Aprovecha que estás en tus 20’s para viajar por mucho menos. Nuestros cuerpos son todavía demasiado jóvenes como para necesitar un billete en primera clase. Hostales, pensiones, albergues… qué más da el lugar donde duermas cuando hay tanto mundo por ver.

4. Tiempo para conocerte a ti mismo
Es bastante posible que pensemos que nos conocemos muy bien a nosotros mismos. Ya he crecido, he madurado y este soy yo. Sin embargo, la realidad es que nos hemos conocido a nosotros mismos en el día a día, viviendo las mismas situaciones, rodeados de la misma gente y en una misma cultura. Por consiguiente, cabe pensar que tan solo conocemos una parte de nosotros. Tal vez si viajamos, vivimos nuevas experiencias y afrontamos retos, lleguemos a conocer otra parte de nosotros mismos que se había mantenido oculta en la rutina, a la espera de esas nuevas situaciones y lugares.

5. Aprende a amar
El mundo está repleto de cosas maravillosas preparadas para ser amadas. Países, gente, comidas, culturas… un sinfín de experiencias nuevas de las que te acabarás enamorando. Déjate invadir por los cinco sentidos, que los sabores se mezclen en tu boca y los sonidos ericen tu piel. Y así, con el alma henchida y una sonrisa de oreja a oreja, aprenderás a amar cuanto te rodea.

6. La recompensa de viajar
Párate a pensar en la cantidad de cosas que compras a diario. Jamás llegarán a aportarte tanto como viajar. Y es que el dinero que gastes en un viaje nunca caerá en saco roto, puesto que te será devuelto en forma de recuerdos inolvidables, experiencias y vivencias increíbles, así como amistades en los cinco continentes. Siempre volverás a casa con la sensación de ser un poquito más sabio.

En Busca De Una Nueva Vida: Los Apuntes Básicos Para Vivir Fuera De Tu País

¿Alguna vez has sentido la necesidad de irte al extranjero para terminar tus estudios, trabajar o simplemente encontrarte a ti mismo? Si tu respuesta ha sido un sí, felicidades, ya que esto representa una oportunidad maravillosa de crecimiento personal en todos los aspectos: profesional, laboral, cultural y espiritual. Pero, aunque abandonar el país natal sea una auténtica aventura recomendada para todos los públicos, hay que tener en cuenta varios aspectos a la hora de planear tu escapada:

1. Conoce el lugar
Viajar implica descubrir nuevos mundos y no pretendemos que antes de iniciar la aventura hagas un máster casero sobre tu destino, perdería todo el sentido, pero sí que es importante que al menos te informes un poco sobre el país adonde quieres ir: sus políticas, la cultura, investigar la ciudad, calles; hacerte un mapa mental de ese lugar. Y para los estudiantes: deberes dobles: informaos sobre la universidad y sus reglas, pero sobre todo, enteraos en qué bares acogen las mejores fiestas.

2. ¿Dónde duermo?
Aunque la mayoría de universidades del extranjero tienen sus propios conjuntos residenciales para estudiantes, puede que ya tengas el lugar donde te hospedarás. Bien, si este es el caso, ten clara la ruta de tu casa a la universidad y los horarios de los buses, a no ser que quieras perderte e ir de aventura en aventura, en ese caso, al menos memoriza el nombre de tu calle, no queremos llamadas desesperantes a los padres. Y si tu aventura no implica la vida universitaria, tienes un sinfín de posibilidades para encontrar cobijo a bajo coste e incluso gratuito, como por ejemplo el CouchSurfing, una nueva forma de encontrar casa a coste cero y además la mejor forma de conocer gente nueva.

3. Antisociales no, gracias
Todos hemos tenido el complejo de ermitaño alguna vez, sobre todo, los primeros días en un nuevo lugar, pero relacionarse es la mejor forma de conocer un país, no solo por el hecho cultural, sino porque podrás enterarte de curiosidades, anécdotas, lugares a dónde ir… Y, con internet ahora puedes romper el hielo y hacer amigos antes de plantarte en tu destino, así cuando llegues ya no te sentirás tan solo. Además, ¿qué mejor forma de practicar un idioma que hablándolo? Ya sabes, prohibido ser antisocial, abre tu mente.

4. Toma nota de las normas culturales
No es bueno llegar a un lugar sin conocer aunque sea un poco la cultura que se maneja allí, sobre todo porque corres el riesgo de llevarte algún susto que otro. Por ejemplo, en Japón se viven unos estándares de comportamiento muy formales como puede ser respetar el espacio vital interpersonal, así que si eres de los melosos que saludan con abrazos, ves entrenando tu parte interior más fría. Lo mismo ocurre si viajas a Marruecos o Turquía, países musulmanes bastante exigentes con sus parámetros religiosos y estés o no de acuerdo, tendrás que adaptarte. El respeto hacia las costumbres culturales es de manual básico. Así que, a no ser que quieras acabar una noche en el calabozo o con señales de guerra en la cara, haz el esfuerzo de informarte un poquito antes de liarla.

5. No seas escrupuloso, pero sí precavido
Son demasiadas las personas que regresan a su país porque no les ha gustado la comida del extranjero. Pues este es el primer error. Si viajas es para ampliar tus horizontes y eso incluye ampliar tus gustos gastronómicos, no te cierres a probar ciertos alimentos que a primera vista pueden parecerte un auténtico suicidio, si desde el principio ya prejuzgas un plato es lógico que después te sepa mal. Primero prueba con una mente positiva, después opina. Eso sí, cuidado con las alergias, no queremos aventuras dramáticas.

6. Crea un blog
Esto no es obligatorio, pero le harás un favor al mundo entero ya que ayudarás a otros de tu misma región a comprender mucho mejor lo que vivirán si se atreven a emprender tu misma hazaña. Además, es una gran oportunidad para reportar tu viaje, desde el inicio hasta el final. Escribir sobre las vivencias de uno mismo siempre es positivo, a veces descubres cosas que ni tú mismo imaginabas, más o menos como lo que pasa cuando te atreves a viajar.

¿Y tú próximo destino es?

Por Qué Hay Que Dejar Atrás La Típica Manera De Hacer Turismo

En muchas ocasiones, decidimos emprender un viaje hacia algún destino en función de distintos condicionantes: recomendaciones, ilusiones, ganas de aprender, entre otros. Ahora bien, lo que siempre ocurre, sea como fuere, es que los turistas nos vemos inmersos en el convencionalismo del “turismo de masas” y, en consecuencia, perdemos muchas vivencias, que de haberlas experimentado, hubieran configurado, sin lugar a dudas, el mejor viaje de nuestra vida.

A continuación, voy a presentaros tres aspectos que se alejan notoriamente – algunos más, otros menos- del turismo al que estamos acostumbrados:

NO TE DEJES SEDUCIR POR LA CÁMARA
¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestras madres incidiendo una y otra vez en que hagamos fotografías de todo, todo, todo, todo, incluso del baño? Ya es hora de que nos despidamos de la cámara durante parte de nuestra visita y disfrutemos de lo que verdaderamente tenemos delante de nuestros ojos. Nadie sabe si vas a poder sentir y contemplar las cataratas del Niágara de nuevo, así que en vez de intentar inmortalizar, una y otra vez, esos instantes, guarda la cámara y disfruta del momento.

Por el contrario, siempre nos tropezaremos con alguien -al parecer muy experimentado- que pronuncia enunciados tan dignos del tipo “la fotografía es la imagen física de la memoria” o bien, mientras nos muestra una foto, dice: “aún recuerdo qué sentía en aquel momento”. A propósito de esto, es esencial que meditemos sobre si existe la necesidad de que nuestra memoria recurra a experiencias del pasado solo a través de la fotografía. Para mí, esto no puede suceder, somos nosotros los que debemos ser capaces de trasladarnos a esa esfera mágica que nos rodeó durante, por ejemplo, un paseo por los alrededores de los canales de Ámsterdam.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA
Otra de las aportaciones del “turismo de masas” es el agotador ritmo que conlleva el hecho de descubrir una ciudad, en la que no habías estado anteriormente. Lo peor de todo, al fin y al cabo, es que la culpa es nuestra, ya que nos dedicamos a organizar descabelladamente cada segundo de nuestra estancia. ¿Y si de improviso nos cruzamos inesperadamente con la rúa de carnaval de verano de Tossa de Mar? ¿Nos va a permitir el ritmo frenético que nos hemos impuesto a mirarla, ni siquiera, de reojo? Por tanto, tenemos que concebir la idea de que si no saboreamos de manera sosegada experiencias tan particulares como las descritas anteriormente, nuestra visita se convierte más en una maratón que en un verdadero placer.

TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS
La solidaridad es, hoy en día, primordial para superar las dificultades a las que nos enfrentamos como consecuencia de la crisis, que repercute a todos los ámbitos, en la que todo el colectivo social está inmerso – y no frivolizo, ni mucho menos-, pero cuando tenemos la ocasión de poder viajar a un nuevo país, ciudad, etc., no la debemos echar a perder porque nos hará evadirnos, por poco que sea, de la cruda situación que vivimos. Por lo tanto, debemos tomar nuevas determinaciones, al margen de lo que nos dictaminen los folletos turísticos, bajo la etiqueta de “digno de visitar”. En realidad, es necesario que nos arriesguemos a estructurar nuestro viaje según nuestras preferencias ya que, aunque sea fabuloso subir a The CN Tower (Toronto), es posible que para alguien en particular sea, aún más significativo, algo tan sencillo como bañarse en las aguas dulces del lago Ontario.

En definitiva, espero haberos convencido, o al menos haberos hecho reflexionar, de que la capacidad de decisión propia, aplicada al turismo, es fundamental para que nos divirtamos allá donde vayamos.

Viajes Solo Aptos Para Valientes: Los 4 Lugares Más Aterradores Del Mundo

Tú, sí tú, el que ve películas de terror con la luz apagada y antes de irse a dormir no mira debajo de la cama. Tenemos un reto para ti. Sabemos que viajar es caro y que no está la cosa para derrochar, pero si estás planteándote hacer una escapadita, apunta estos cuatro lugares, si te atreves…

La Isla de las Muñecas en México
A hora y media del embarcadero de San Cristóbal, en Xochimilco, se encuentra la espeluznante Isla de las Muñecas. Todo comenzó hace unos 60 años cuando el propietario de la isla empezó a colgar muñecas por todo el lugar para calmar el espíritu de una niña que murió ahogada en esa misma isla y que lo estaba aterrorizando. Vamos, lo típico.

Hoy, la isla se ha vuelto el hogar de miles de ojos sin vida que miran directamente a sus visitantes, quienes tiemblan ante la presencia de lo que alguna vez fueron las compañeras de juego de miles de niñas.

Si te atreves a visitarla mejor lleva contigo una muñeca para colgar, porque seguro que no querrás decepcionar a esta inocente niña…
Las Catacumbas de París
Construidas en el siglo XVII para ser la tumba de todos aquellos a quienes les alcanzó una de las epidemias más espantosas de la historia de París, ahora abren sus puertas al público para mostrar su particular decoración de más de seis mil calaveras.

Por si esto no fuera suficiente para darte pesadillas, se dice que el sitio está encantado por el espíritu de una mujer vestida de blanco, que para quien la ve, significa que morirá en menos de un año. Aprovechando que se acerca Halloween y que París queda a tiro de piedra, puedes ponerte un traje blanco y maquillarte a lo niña del Exorcista para provocar un infarto a más de uno…
El Bosque de Aokigahara en Japón
De cariño se le llama también El Bosque de los Suicidios, pues sucede que como su nombre indica, es el lugar más popular para suicidarse. Paseando entre sus verdes árboles y el suave canto de los pájaros, encontrarás algún letrero de autoayuda y motivación, y también algún que otro cadáver sangrando en la tierra o colgado de alguna rama. ¿Te apuntas a un pícnic?
Chernóbil, la ciudad fantasma de Ucrania
La colorida historia de este mágico lugar implica la explosión de una planta nuclear en 1986, dejándolo inhabitable por cinco mil años debido a la radiación y convirtiéndose así en una ciudad fantasma. De día puedes tomar un café con algunas personas que decidieron quedarse viviendo allí y desarrollaron raras mutaciones, y de noche puedes tomar un largo y calmado paseo por los edificios en ruinas del lugar. ¿Paradisíaco, no?