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jueves, 27 de octubre de 2016

¡Guarda El Móvil Por Un Minuto!

La escena es la siguiente: cinco amigos compartiendo una mesa y los cinco riendo. Hasta ahora todo parece normal. Pero no, indagando más a fondo en la situación uno puede notar que el motivo de la risa no es el mismo para todos.


La escena es la siguiente: cinco amigos compartiendo una mesa y los cinco riendo. Hasta ahora todo parece normal. Pero no, indagando más a fondo en la situación uno puede notar que el motivo de la risa no es el mismo para todos.

Uno sonríe con el vídeo de las 78 travesuras de los gatos que está viendo a través de su teléfono móvil, el otro mira las 137 escenas más cómicas de los velorios, el otro se desternilla de la risa por la anécdota que le acaba de mandar un primo que vive en otro continente, el otro se ríe de la foto que le acaba de mandar su novia en la que aparece con un gorro de Papá Noel y unos antifaces comprando pan a plena luz del día, y el quinto, por último, está absorto leyendo la posible aparición de OVNIS en un pueblo de Argentina.

Y la reunión sigue durante dos o tres horas. Quedan unos restos de comida en la mesa, y la bebida ya escasea. Juan se va para su casa, Malena y Jorge le piden que los lleve y Nicolás se queda en su departamento. Diez minutos después,este último le mandará un WhatsApp a Juan que dice: “¿Cómo estás? Al final no me contaste lo de tus padres”. Y Juan se lo contará, por WhatsApp, obviamente.

Esta especie de (des)conexión exagerada atacó con todo y por todos los frentes. Porque  además de soportar que el otro ande inmerso en otro lado y notar que no despega su nariz del teléfono móvil, uno tiene que aguantar todo tipo de sonidos.

Estamos en la era del “ringtone hasta en la sopa”, ya que hoy en día una persona suele estar recibiendo un promedio de un mensaje cada dos minutos (esto incluye llamadas, SMS, WhatsApp, chat o cualquier cosa que venga a través del móvil). Si esta cifra la multiplicamos por cinco en una reunión de amigos, tenemos 2,5 sonidos por minutos. Conclusión: hay más sonidos que tragos y bocados.

De esta manera, quien no suele compartir esta especie de fanatismo por estar conectado todo el tiempo a alguna red, termina rogando para que no llegue el día en que los mensajes lleguen con olor, o que a cada llamada no salga una mano que te rasque la oreja a modo de aviso. Soñando que al menos el tacto, el olfato y el gusto puedan salir inmunes del ataque de la hiperactividad.

Y tras estar inmerso en estos pensamientos, uno levanta la cabeza y mira a su amigo que tiene al lado, que está viendo hace diez minutos la última foto de la pizza que se comió su hermano con amigos, y le dice, en una especie de amistoso grito desesperado: “Guarda el puto móvil por un minuto”.

No Te Dejes Engañar Por Los Medios de comunicación.

Algunos medios de comunicación masiva utilizan el engaño constantemente para generar opinión pública. Intereses económicos y políticos los mueven a (des)informar de un determinado modo bajo la excusa de la objetividad, y esta deja de existir en el preciso instante en que un sujeto recorta la realidad y qué contar y qué dejar de lado. Aquí te damos algunos consejos para detectar engaños en los medios de comunicación:

Presta atención a las palabras

Una técnica fácil de implementar para descubrir desde dónde habla un medio de comunicación es prestar especial atención al uso de determinadas palabras. No es lo mismo decir “control policial” que “represión”. Entender cómo determinado medio utiliza la relación de un sujeto con la acción es indispensable para tener una lectura crítica de los medios. No es lo mismo “el ministro afirmó” que “el ministro criticó”.

El uso del verbo potencial

Cuando un medio o un periodista incurre excesivamente en el uso del potencial (diría, haría, estaría) quiere decir que no hay datos concretos sobre la veracidad de lo que se transmite. Cuando alguien dice “el ministro habría gastado 500000 euros en sus vacaciones” te está diciendo que en realidad no sabe con exactitud que eso es cierto, o que no tiene cómo probarlo. Quien de verdad puede probar la veracidad sobre ese hecho, asegurará: “el ministro gastó 500 mil euros en sus vacaciones”.

Presta atención a las fuentes

Cuando leas o escuches sobre determinado hecho, presta especial atención a la fuente. Es decir, al lugar, persona, institución u organismo de donde proviene la información que se está leyendo. Si no hay fuentes o estas están determinadas confusamente (fuentes confiables, allegados, etc.), probablemente los datos no sean muy confiables. La exactitud de la fuente consultada, con nombre y apellido, le da mayor confiabilidad a la información, o por lo menos uno sabe de dónde proviene exactamente esta.

Estudia las encuestas

Las encuestas son un arma de doble filo. En ocasiones sirven para dar una impresión de lo que siente, piensa o hace una determinada comunidad, y en ocasiones no muestran absolutamente nada. Por ejemplo, una encuesta por Internet de determinado medio nunca puede ser una muestra de la población de un país entero, ya que deja afuera a todos aquellos que no tienen Internet, y a todos aquellos que no leen ese mismo medio. Cuando se lee una encuesta, hay que prestar atención a la ficha técnica de esta, en especial al margen de error y a la probabilidad. Una encuesta con un margen de error del 5% con una probabilidad del 95% quiere decir que hay un 95% de probabilidades de que los números de esa encuesta sean correctos con un vaivén del 5% en los datos expuestos. Si no hay ficha técnica de una encuesta, desconfía.

Analiza el uso de las comillas

El uso de las comillas para las declaraciones de alguna persona también puede ser utilizado de manera engañosa. Las famosas “sacadas de contexto” consisten en utilizar estas comillas maliciosamente. Una cita completa suele ser más fiable que el recorte desmedido de estas. Hay artículos en los que las comillas están puestas únicamente en palabras sueltas, sin acceso posible a las declaraciones completas del personaje.

Compara un mismo hecho en diversos periódicos

Cuando te informes sobre algo que te interesa, intenta leer el tratamiento que le dan los distintos medios, y verás cómo un mismo hecho puede ser contado de maneras no solo distintas, sino que hasta pueden ser opuestas. Imagina que debido a un crecimiento en la producción automotriz de un país, el consumo interno haya crecido un 50% y las exportaciones hayan disminuido en un 30%. Un medio puede titular: “Fuerte subida del consumo interno” o “Fuerte bajada de las exportaciones”. Ambas son verdad, pero puede existir un recorte engañoso.  ¿Te resulta familiar?

No te quedes en el título

Si quieres realmente informarte sobre determinado hecho no te quedes con el titular. Tienes que leer la nota completa, o por lo menos prestar atención a ciertos aspectos de la noticia, sino te quedarás únicamente en lo que los medios quieren que tú pienses. Con el caso anterior, si tú lees únicamente el titular te quedarás con una determinada impresión (baja o suba), pero no tendrás a tu disposición la información completa.

Analiza la agenda de los medios

Fíjate cuáles son los temas que cada medio trata a diario. Verás que un diario opositor y un diario oficialista te mostrarán prácticamente dos países distintos. Dilucida tú mismo qué diario te resulta más confiable en base a la real importancia de las temáticas que tratan y el enfoque que le dan a cada tema. Un buen ejercicio es leer las tapas de todos los diarios de tu país. Notarás diferencias asombrosas.

Presta especial atención a los adjetivos

El adjetivo suele llevar consigo una toma de posición escondida. Bajo la aparente objetividad, muchos periodistas utilizan adjetivos para opinar sin argumentar. No es lo mismo decir “un agresivo presidente embistió contra los medios”, que decir “un conciliador presidente se refirió a los medios”, o que “el presidente habló sobre los medios”.

Detecta quiénes hablan en los medios

Este punto guarda relación con la agenda de los medios. Verás que cada medio recurre con frecuencia a ciertos personajes para explicar qué pasa en la realidad. Fíjate quiénes son los que hablan con frecuencia en cada medio y qué intereses persiguen, y fácilmente te darás cuenta cuál es la verdadera posición o interés de un medio de comunicación.

Investiga por tu cuenta

No te quedes con lo que te brindan los medios masivos de comunicación. Averigua por tu cuenta, habla con la gente, busca en Internet y compara las noticias. Hoy en día, la información puede ser menos lineal que antes, y eso es una ventaja para quienes desean estar realmente informados y no caer en el engaño de los grandes medios que muchas veces persiguen otros intereses que poco tienen que ver con informar.

8 Técnicas Para Ahorrar Dinero y Salir Por La Noche

1. Caminar hasta la universidad

El transporte es una de las primeras cosas en las que hay que recortar. Hay gente que ha llegado a andar 300 cuadras en bicicleta por día para no gastar un centavo en trenes y autobuses.  Los días de lluvia en pleno invierno suelen traer consigo grandes crisis emocionales debido a la difícil decisión de si vale la pena ahorrar en el transporte. La variante de esta opción es mudarse a poca distancia de tus obligaciones, pero para lograrlo eficientemente, se necesita gran poder de planificación.

2. Buscar empleo en gastronomía

Es una gran alternativa mientras uno estudia. Trabajar y ahorrarse la comida comiendo en el mismo sitio de trabajo. Se recomienda comenzar a buscar en lugares con cierta diversidad de oferta gastronómica, aunque si realmente se quiere ahorrar, no importa. Si el trabajo es en un lugar que únicamente vende hamburguesas, está bien. Comerás hamburguesas muy seguido. Pero si esto cansa o comienza a hacerte daño, siempre puedes acudir al último punto de este artículo.

3. Vivir a oscuras

No prender una luz por nada del mundo. Tampoco comprar velas. Utilizar únicamente la linterna del celular (tampoco tendrás linterna, ya verás por qué). Estudiar de día, y de noche buscar otro sitio donde estudiar. No leer por la noche, ir al baño a oscuras, y es recomendable ducharse a plena luz del día. Por eso, si el trabajo en el lugar de gastronomía es durante la noche, mejor. Disfrutarás de tu hogar cuando haya luz.

4. Vender absolutamente todo por portales de segunda mano

Por eso es que no tendrás linterna, seguramente ya la vendiste por algún portal de segunda mano. Vender absolutamente todo lo que no sea de primera necesidad es una buena estrategia para ahorrar dinero. Esos muñequitos de la infancia, CD´s que ya no escuchas, libros que no lees, ropa que no usas, regalos que nunca te han gustado, la guitarra que nunca has podido aprender a tocar y esa bicicleta vieja son buenas ventas, y te garantizarán más de una buena salida a la noche con comida incluida.

5. Dar de baja la lavandería

Eso de llevar ropa a la lavandería de la esquina una vez por semana es cosa del pasado. Y ni pienses en comprarte un lavarropas automático. Si ya lo tienes, recuerda el punto anterior. Comienza a usar a tus padres nuevamente, aunque los visites una vez al mes y vivan a muchos kilómetros de distancia de donde tú vives. Espera el viaje y carga una valija entera con esa ropa mugrienta que fuiste acumulando. Tu madre estará tan feliz de verte que ni se dará cuenta del olor que traes contigo. Quizá la mascota intente morder el bolso. No se lo permitas.

6. Usar papel higiénico en lugar de servilletas

¿Comprar servilletas de papel? ¿Usar rollo de cocina? ¿Qué te has pensado? Aprovecha el papel higiénico del baño, que ya de por sí debes comprarlo, y úsalo como servilleta. También te recomendaría usar repasadores, pero para eso debes tener muchos, ya que no tendrás lavarropas ni irás al lavadero una vez por semana.

7. Dar de baja el cable e Internet

Olvida el entretenimiento hogareño. Ya no lo necesitarás. Estarás muy ocupado trabajando en gastronomía, caminando hasta la universidad, duchándote a oscuras y yendo a visitar a ese familiar que vive cerca (ver el último punto). Si quieres ver algún programa o revisar tu cuenta de Facebook tendrás que ingeniártelas de otro modo.

8. Ir a visitar a algún familiar cinco veces por semana

Comida, cable, Internet, ducha con luz, ropa limpia y probablemente hasta tengas la bicicleta que vendiste por Mercado Libre. Este familiar puede que sean tus padres, tus tíos, tus abuelos o hasta algún amigo de tus padres. Las condiciones son que deben vivir cerca y deben tener ganas de verte seguido, aunque tú no tengas muchas ganas. Eso no es lo importante a la hora de ahorrar. Nadie quiere ahorrar, pero recuerda que debes hacerlo si quieres salir alguna noche. Así que soportar a tu tía explicándote cómo se teje un gorro cinco veces a la semana será algo con lo que tendrás que aprender a convivir si quieres ahorrar.

Qué Tipo De amigos Tienes En Facebook

Facebook es un mundo aparte, y en él conviven millones de personas, con sus costumbres, sus usos y sus modales. Todo usuario de Facebook tiene su personalidad dentro de la red social más grande del mundo. Descubre cuál es la tuya.

El corazón de frases

Aquel que se pasa el día copiando o escribiendo frases dignas de cualquier libro de autoayuda. “Sigue tus sueños”, “escucha a tu corazón” y “tú eres el dueño de tu vida” son las frases más elegidas por este tipo de personajes. Suelen acompañar esas hermosas palabras con fotos de paradisíacos lugares o flores coloridas.


El fotógrafo/relator de su vida

“Me voy a duchar y luego a comer las ricas pastas que cociné”. Si conoces a alguien que postea este tipo de cosas, tienes un amigo relator de su propia vida. Aquel que le pone aún más entusiasmo a la historia de su vida por Facebook, acompaña sus consignas con una foto de la situación. Puede postear “miren la nueva toalla que me compré” acompañado de una foto de él/ella con una enorme sonrisa mostrando su flamante adquisición.

El “che” Guevara 2.0

Todas las causas son dignas de su devoción. Política, religión, fútbol, economía, sociedad, ecologismo, espectáculos y arte son solo algunas de las temáticas en las que este personaje se puede inmiscuir y tomar posición. Sube artículos, fotos o vídeos que parecen indignarle y lo hace notar, ya que cada publicación la acompaña de palabras tales como “indignante”, “vergonzoso”, “hay que hacer algo” o “basta”.

El invisible

Probablemente es la persona que más tiempo pasa en Facebook, aunque uno no lo vea nunca. No contesta, no comenta, no comparte y ni siquiera pone “me gusta”. Pero se pasa el día mirando todo lo que el resto hacen y dejan de hacer. Es una especie de Gran Hermano silencioso.

El viralizador de virus

Cae en todas las trampas. Es ingenuo y curioso al mismo tiempo. Todo le interesa, razón por la cual no puede dejar de mirar ese vídeo que a todas luces parece un virus. Este personaje también suele copiar y pegar en su muro esos textos que suelen terminar con “si realmente eres mi amigo copia y pega esto en tu muro”.

El ausente

Este personaje se hizo el Facebook hace tiempo, pero no lo usó en más de dos o tres ocasiones. Probablemente se lo haya creado por una situación en particular, como puede ser ver las fotos del sobrino, pero luego nunca lo usó ni lo usará, a menos que nazca otro sobrino. Su foto de perfil suele ser una que nada tiene que ver con su condición actual.

El ignorante

No entiende las reglas de Facebook. Todo lo confunde y le genera nerviosismo. Su rango de edad suele pasar los 40 años, por lo que confunden mandar un mensaje privado con postear en el muro, o etiquetan fotos que no deben etiquetar. Las solicitudes de juegos y aplicaciones le hacen perder la razón.

El invasor de muros

Invade los muros con preguntas, programas, fotos y vídeos. No conoce la idea del mensaje privado. Postea en el muro de todos sus amigos cosas tales como “¿Al final qué pasó con tu jefe?”, “En la fiesta de anoche estabas como loco” o “¿Estás libre para que pase por tu casa?”. Conversan en muros ajenos y ante la recriminación ajena suelen pedir perdón para luego hacer nuevamente lo mismo.

El enigmático

Nunca aparece en su foto de perfil. En lugar de su cara puede haber una pintura, una oreja o una parte de su flequillo con raros colores. Su comportamiento es extraño y uno nunca sabe con exactitud qué es lo que quiere decir. Postea frases de canciones que por sí solas no dicen mucho. ¿Un ejemplo? “El lobo absorbe aire entre las nubes”. Cuando alguien le pregunta qué le pasa, el enigmático no contesta, pero sube otra frase de canción.

El musicalizador

Oficia de disc jockey online y los hay de todos los estilos. Suele elegir hasta el momento para subir tal o cuál canción. Junto al vídeo de youtube con la pieza musical, escribe: “ideal para un martes a la tarde”.

El comentarista

Comenta todo y sobre todos, y siempre llega primero. Suele comentar cosas positivas como “qué lindo”, “es encantador”, “muy bueno” o “genial”. Siempre acompaña sus comentarios de un “me gusta”, y todo aquello que no entiende lo pregunta. “¿Qué es eso?” o “¿Cuándo pasó?” son sus interrogantes de cabecera.

El concientizador

Hace política en las redes y corrige todo lo que es o le parece erróneo. “Esa frase no pertenece a Bob Marley, sino a Mahatma Gandhi”, suele comentar el concientizador. La gente suele responderle con “gracias por el aporte”, aunque realmente mucho no les interesa. Siempre encuentra la falla y ahí está para marcarla. Sus aportes pueden ser constructivos o insoportables.

El “megustómano”

Es un adicto al “me gusta”. Reparte “me gusta” por todos lados y no se detiene ni un segundo. Mira un álbum de fotos y antes de mirar la foto pone “me gusta”. Cuando uno entra a facebook lo puede divisar claramente en la barra de actividad que hay a la derecha. Sus “me gusta” monopolizan esa barra durante el tiempo que este personaje esté conectado.

El paladín de las mascotas

Es un “che” Guevara temático. No aparece, excepto para publicar algo relativo a las mascotas. Pone fotos de gatos perdidos y de perros que necesitan de cuidado, incluso cuando el perro se haya perdido en Venezuela y él viva en España.