1. Caminar hasta la universidad
El transporte es una de las primeras cosas en las que hay que recortar. Hay gente que ha llegado a andar 300 cuadras en bicicleta por día para no gastar un centavo en trenes y autobuses. Los días de lluvia en pleno invierno suelen traer consigo grandes crisis emocionales debido a la difícil decisión de si vale la pena ahorrar en el transporte. La variante de esta opción es mudarse a poca distancia de tus obligaciones, pero para lograrlo eficientemente, se necesita gran poder de planificación.
2. Buscar empleo en gastronomía
Es una gran alternativa mientras uno estudia. Trabajar y ahorrarse la comida comiendo en el mismo sitio de trabajo. Se recomienda comenzar a buscar en lugares con cierta diversidad de oferta gastronómica, aunque si realmente se quiere ahorrar, no importa. Si el trabajo es en un lugar que únicamente vende hamburguesas, está bien. Comerás hamburguesas muy seguido. Pero si esto cansa o comienza a hacerte daño, siempre puedes acudir al último punto de este artículo.
3. Vivir a oscuras
No prender una luz por nada del mundo. Tampoco comprar velas. Utilizar únicamente la linterna del celular (tampoco tendrás linterna, ya verás por qué). Estudiar de día, y de noche buscar otro sitio donde estudiar. No leer por la noche, ir al baño a oscuras, y es recomendable ducharse a plena luz del día. Por eso, si el trabajo en el lugar de gastronomía es durante la noche, mejor. Disfrutarás de tu hogar cuando haya luz.
4. Vender absolutamente todo por portales de segunda mano
Por eso es que no tendrás linterna, seguramente ya la vendiste por algún portal de segunda mano. Vender absolutamente todo lo que no sea de primera necesidad es una buena estrategia para ahorrar dinero. Esos muñequitos de la infancia, CD´s que ya no escuchas, libros que no lees, ropa que no usas, regalos que nunca te han gustado, la guitarra que nunca has podido aprender a tocar y esa bicicleta vieja son buenas ventas, y te garantizarán más de una buena salida a la noche con comida incluida.
5. Dar de baja la lavandería
Eso de llevar ropa a la lavandería de la esquina una vez por semana es cosa del pasado. Y ni pienses en comprarte un lavarropas automático. Si ya lo tienes, recuerda el punto anterior. Comienza a usar a tus padres nuevamente, aunque los visites una vez al mes y vivan a muchos kilómetros de distancia de donde tú vives. Espera el viaje y carga una valija entera con esa ropa mugrienta que fuiste acumulando. Tu madre estará tan feliz de verte que ni se dará cuenta del olor que traes contigo. Quizá la mascota intente morder el bolso. No se lo permitas.
6. Usar papel higiénico en lugar de servilletas
¿Comprar servilletas de papel? ¿Usar rollo de cocina? ¿Qué te has pensado? Aprovecha el papel higiénico del baño, que ya de por sí debes comprarlo, y úsalo como servilleta. También te recomendaría usar repasadores, pero para eso debes tener muchos, ya que no tendrás lavarropas ni irás al lavadero una vez por semana.
7. Dar de baja el cable e Internet
Olvida el entretenimiento hogareño. Ya no lo necesitarás. Estarás muy ocupado trabajando en gastronomía, caminando hasta la universidad, duchándote a oscuras y yendo a visitar a ese familiar que vive cerca (ver el último punto). Si quieres ver algún programa o revisar tu cuenta de Facebook tendrás que ingeniártelas de otro modo.
8. Ir a visitar a algún familiar cinco veces por semana
Comida, cable, Internet, ducha con luz, ropa limpia y probablemente hasta tengas la bicicleta que vendiste por Mercado Libre. Este familiar puede que sean tus padres, tus tíos, tus abuelos o hasta algún amigo de tus padres. Las condiciones son que deben vivir cerca y deben tener ganas de verte seguido, aunque tú no tengas muchas ganas. Eso no es lo importante a la hora de ahorrar. Nadie quiere ahorrar, pero recuerda que debes hacerlo si quieres salir alguna noche. Así que soportar a tu tía explicándote cómo se teje un gorro cinco veces a la semana será algo con lo que tendrás que aprender a convivir si quieres ahorrar.
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