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viernes, 25 de marzo de 2016

5 Lecciones Físicas y Mentales Que Aprendes En El Camino De Santiago

Nunca estás suficientemente preparado para este reto

Esto de caminar es para todos, para todos los que saben tomar decisiones importantes en su vida y llevarlas a cabo.
 Encender los motores mentales y físicos de esta aventura para enfrentarte a unos días que imaginas emocionantes y llenos de historias que coleccionar, no es comparable a caminar por la ciudad una ruta contra el colesterol o a pasar un día en las montañas que colindan con tu localidad. No. Esto es grande, esto es desgaste que busca emoción y adrenalina que no encuentras en la rutina. Esto no es apto para los valientes de palabrería, esto es para los valientes de corazón. Y al corazón no es fácil ponerlo a prueba porque es frágil si no le preparas a base de convicción, fortaleza y entusiasmo.

El peso de la mochila es directamente proporcional al del esfuerzo
Te vas para liberarte de cargas emocionales y te vas porque necesitas encontrar una parte de ti que no has querido o no has podido conocer hasta ahora. Ese ‘yo’ perezoso y remolón que se acomoda feliz y tranquilo en la zona de confort te lo dejas en casa. Te vas con una mochila llena de cosas que simbolizan y representan a tus miedos, tus retos, tus posibilidades personales, tus ‘yo puedo’. Te vas porque tienes que aprender más de la vida, más de ti mismo, más de los demás. Te recomendarán llevar un 10% de tu peso, yo te aconsejo que una vez tengas todo ese equipaje sobre la cama y estés a punto de meterlo en la mochila, quites la mitad. Te va a sobrar todo, porque en estos viajes ya bastante pesa tu alma, tus reflexiones y tu emoción como para llevar a los hombros material demasiado pesado para tu inexperto yo explorador.

El dolor de tus pies es el indicador de que sigues vivo
Ante ti se presentan más de 100 apasionantes kilómetros que parecen simpáticos pero que a medida que los días pasen dejarán de caerte tan bien. Y digo 100 porque es el mínimo que debes recorrer para que te den la Compostela, esa carta magna que acredita que tú, tus sueños y tu esfuerzo se han dado el homenaje de patear a conciencia un camino de obstáculos con una grata recompensa detrás; tu éxito. Empezarás con energía y decisión a caminar sobre todo lo que se tambalea en tu vida, pondrás cada paso en el firme propósito de que si esto es duro, lo es mucho más enfrentarse a la aburrida cotidianidad y al conformismo de la gente que no arriesga y por tanto no gana.

Aquí los kilómetros no son una medida, son un destino
La promesa autoimpuesta de que tienes que conseguirlo porque puedes y porque debes desde el convencimiento de que tienes el valor necesario para acometer este reto es tu carpe diem. Aférrate al deseo de llegar, a la tranquilidad de que tienes que hacerlo poco a poco, sin agobios. Las etapas suelen ser de 25 a 30 km aunque hay quién se lo toma con mucha más voluntad y se merienda 40km en un día (apto para niveles expertos). Y es aquí, en el Camino, donde vas a conocer lo que es un kilómetro en todo su esplendor. Vas a poder hablar con él, meditar e incluso cogerle manía. Al final (y al principio) son tu único amigo, tu confidente, tu maestro y tu guía. Eres tú con él y él contigo, juntos y hasta el final.

Una experiencia única que regalarle a tus sentidos
Galiza es un placer para la vista, para el olfato y para el paladar. Es hermosa desde que amanece hasta que se apaga. Su verde intenso te hace el amor a través de sus paisajes inmensamente vírgenes y tu vista goza incrédula de que seas tan afortunado de poder caminar por ese paraje de ensueño. Su sonido a calma y a paz te empuja a querer adentrarte más si cabe en sus entrañas. No se come mejor porque no es posible y sus gentes tienen un encanto especial, que transmiten con calor a todo peregrino que se acerque a ellos. Es la esencia de la vida desaparecida de las urbes, es pulpo con cachelo, manjares caseros, pan con sabor a pan, al de toda la vida. Es la autenticidad rendida al buen uso del ser humano.

Y es el ser humano el que debería, una vez o cien veces, caminar cada uno de los kilómetros que te llevan hacia uno de los lugares más bellos que el mundo tiene: la Catedral de Santiago. 

Guía Del 'New York Times' Por Si Decides Dar La Vuelta Al Mundo En 2016

52 destinos. Uno cada semana del 2016. ¿Imaginas? El diario The New York Times te propone dar la vuelta al mundo, no en 80 días como Willy Fog, sino en 366 – y no es que se me haya ido la pinza, ¿no te has dado cuenta que este año es bisiesto?. Es verdad que sólo si eres amigo de Paris Hilton o Cristiano Ronaldo, y te prestan su jet privado, podrás llegar a tiempo. Pero oye, tampoco descartamos que sean lectores de Código Nuevo.

Como dar la vuelta al mundo en 52 semanas es una utopía, me centraré sólo en las curiosidades que debes saber de los 5 primeros de la lista: Ciudad de México, Burdeos, Malta, las Islas Vírgenes y el Theodore Roosevelt Park.

Ciudad de México
¿Crees que Madrid y Barcelona son grandes?, ¿crees que Nueva York es grande?. Pues Ciudad de México lo es todavía más. La ciudad donde los nachos con guacamole son una religión, los burritos son una forma de vida y los floreros en vez de agua tienen tequila. Aquí tenemos a la tuna y allí a los mariachis (que parece que han salido de una película de Pancho Villa). La verdad es que cuando vas por primera vez a México piensas que te van a salir mariachis hasta debajo de las piedras. Luego no es tan grave. Hay que desmontar ese mito. Y como decía Molotov en su canción: “Viva México, cabrones”.

Burdeos, Francia
Veamos lo que dice la Wikipedia de Burdeos: “Ciudad portuaria del suroeste de Francia, bla, bla, bla”. Ahora me voy al diccionario de la RAE: ” Vino que se cría en la región de la ciudad francesa de Burdeos, bla bla, bla.” Burdeos es mucho más que eso. Vamos a echar cuentas. Hay 9.000 bodegas. Son 241.000 habitantes. Así que tocan a aproximadamente una bodega por cada 25 bordeleses o burdigalenses. ¿A que el gentilicio de Burdeos tampoco lo conocías? Ojo, que no se te ocurra añadirle Coca Cola porque allí no entienden el concepto calimocho.

Malta
¿Cuantas juergas no habrá visto la isla de Malta? Y no lo digo por su licor de cactus o su cerveza, sino por todos los ‘Orgasmus’, digo Erasmus, que van cada año a Malta a estudiar inglés. La isla está llena de estudiantes porque es mucho más barato que ir a Inglaterra o a EEUU. Son todo ventajas: gente joven, precios bastantes más baratos que en España y tienen el inglés como lengua oficial. Un chollo.

Las Islas Vírgenes
Seguro que lo primero que se te vendrá a la cabeza son un montón de chistes fáciles sobre la virginidad. ¿En serio? Si ya has pasado esa fase, estupendo. Estás preparado para descubrir uno de los paraísos en la Tierra. Un lugar donde no hay Adanes ni Evas, sino mucho coral y unas playas que triunfarán en tu Instagram. Te faltarán filtros. También quiero desmentir que sean las islas preferidas de Madona, y que allí se inspirara para componer Like a Virgin. Todo eso es absurdo. Lo que sí os puedo decir es que estas islas fueron lo primero que vio Cristóbal Colón cuando llegó a América. Momentazo de la historia.

Theodore Roosevelt National Park, EEUU
¿Sabías es el origen de los osos de peluche Teddy Bears? Se llaman así porque la mujer de Roosevelt los bautizó cariñosamente con el nombre de su marido.  Si alguna vez te has preguntado qué careto tiene el ex presidente Roosevelt, lo puedes ver en algunas monedas de dólar o en el famosísimo Monte Rushmore al lado de Lincoln. Y para conocer más el parque, ahí os dejo el link que aglutina toda la información de los parques nacionales de EEUU. La web es muy útil.

9 Lugares Donde Admirar A Los Animales Sin Verlos Encerrados En Jaulas

Ya está bien de encerrarlos para que los podamos ver y de torturarlos para que nos podamos ‘divertir’. Desde la experimentación con animales para la industria cosmética y farmacéutica, pasando por las corridas de toros y los circos y terminando por los zoos. Lo que el ser humano es capaz de hacer con los animales no tiene nombre. Si los queremos ver de cerca no necesitamos encerrarlos en jaulas que imitan míseramente sus condiciones de vida, aquí te proponemos lugares a los que ir para verlos en la naturaleza, que es donde tienen que estar.

1. Parque Nacional Serengeti, Tanzania
Girafas, leones, elefantes, leopardos, ñúes, hienas, guepardos, cebras, rinocerontes y búfalos salvajes hacen vida a su antojo en el Serengeti, en plena sabana africana: 13.000 kilómetros cuadrados a los pies del volcán Kilimanjaro y lindando con el Ngorogoro, que es territorio maasai. Así que recuerda: ¡No intentes imponer tus normas, allí serás tú el extraño!

2. Islas Galápagos, Ecuador
A casi 1.000 kilómetros de tierra firme, el archipiélago de las Islas Galápagos es un auténtico tesoro. De hecho en este lugar se inspiró Charles Darwin para dar al final con su famosa Teoría de la Evolución. Se ven tortugas gigantes y centenarias, iguanas, pingüinos, albatros, leones marinos y, los más atrevidos, podréis bucear con tiburones. Veréis especies únicas en el mundo y, para que no desaparezcan, precisamente los controles alimentarios en el aeropuerto –aviso- son desmesurados.

3. Island, Australia
Es la casa de cientos de koalas y canguros que viven sin ataduras. Lo único que debéis tener en cuenta es que los koalas duermen casi todo el día y gastan muy poca energía. Procurad no molestarles, sobre todo, porque están en peligro de extinción. En cuanto a los canguros, no hay problema porque se suelen acercan a jugar.

4. Bohol, Filipinas
El mono tarsier es una especie que se encuentra en una de las 7.000 islas del archipiélago y sólo en ese lugar: en Bohol. Para que os hagáis una idea, es un mono en miniatura con los ojos saltones y muy delicado. Suelen quedarse horas abrazados a los árboles – como si fueran koalas- observando su entorno Es muy sencillo verlos si estáis en silencio. Si no, huirán.

5. Hudson Bay, Canadá
Miles de osos polares viven allí a su rollo con la única preocupación de pescar para comer, pero ajenos a cualquier signo de civilización que les incomode. Hudson Bay es la capital mundial del oso polar y es fácil verles, sobre todo, de octubre a noviembre. Os puedo asegurar que, en medio de tanto oso polar, os sentiréis como en el anuncio de Seguros Santalucía.

6. Kaikoura, Nueva Zelanda
Es un destino ideal para el avistamiento de ballenas. A bordo de un barco es posible ver muy de cerca de estos enormes mamíferos acuáticos que se mueven a sus anchas por el Pacífico. Pueden llegar a medir unos 18 metros. Y lo que más impacta es cuando se sumergen y sacan a relucir su cola.

7. El Parque Kruger, Sudáfrica
Es un lugar perfecto para ver leones, jirafas, elefantes y cebras en libertad e incluso quedaros a dormir con ellos en un campamento. Y no sólo eso: también viven allí más de 500 especies de aves y un centenar de especies distintas de reptiles. Con 19.000 kilómetros cuadrados de superficie es una de las reservas más grandes de África. Pasar la noche al raso en el Parque Kruger es una aventura con mayúsculas.

8. Parque Nacional de Yosemite, EEUU
Aunque no lo creáis, hay osos en libertad en EEUU. Yosemite es una especie de pulmón verde en plena California donde se puede acampar y ver a los osos a su aire. Pero os doy un consejo: no os olvidéis comida ni en la tienda de campaña ni en el coche porque los osos acuden al olor y os pueden pegar un buen susto. La estampa os recordará -a los más veteranos- a la casa del Oso Yogui en Yellowstone.

9. El Hosquillo en Cuenca, España
En nuestro país, lejos de los zoológicos y los safaris, también hay reservas naturales que merecen la pena visitar. Es el caso de El Hosquillo, donde es muy fácil –con un solo paseo- ver lobos, gamos, ciervos, corzos, además de buitres leonados que están protegidísimos. Vamos, que como os vean acercándoos a ellos os puede caer una buena multa. Ya veis que no hay que irse tan lejos para ver animales en libertad.

La Toscana, Ese Rincón Tan Emocionante De Italia Que Deberías Visitar

La Toscana es una región italiana llena de joyas tanto en forma de paisajes, como edificios, pueblos y vinos. Por eso si te vas de Erasmus en Italia o tienes pensado escaparte a la región más romántica de Italia, sería un pecado no hacer una parada en sus “ciudades de bandera”, conocer sus pueblos más recónditos o perderse por sus viñedos. No puedes volver a España sin conocer algunas de las claves que hacen de la Toscana la cuna del Renacimiento porque nadie te lo perdonaría. 

De pueblecitos por la Toscana
Si quieres dejar para otro viaje las grandes ciudades e irte de pueblos, ten en cuenta que cuánto más rural sea la zona más barato será. Y cuánto más perdido esté el pueblo en el mapa, mejor. Una muy buena opción para hacer una escapada rápida es acercarse al casco histórico de Castiglion Fiorentino, una joya del medievo. Pienza (en la provincia de Siena) se levantó sobre un poblado etrusco en el Valle D’Orcia y precisamente su mezcolanza lo hace más especial. Y mi última propuesta en materia de pueblos es Montepulciano, muy cinematográfico desde el rodaje de New Moon, de la saga Crepúsculo.

La ruta del vino
Viajar desde Florencia y Siena –por la campiña toscana- es una auténtica aventura para el paladar. Da igual si eres experto en vino y aficionado  al vino. Es una experiencia 10. En concreto desde Chianti parten cerca de una veintena de rutas por los viñedos y los sabores de la región.

La variedad más conocida de la comarca es el Sangiovese, pero son más de 36 las cosechas con denominación de origen que pelean a diario por darse a conocer al mundo. Si eres de tinto: ´Chianti´, ´Vino Nobile de Montepulciano´o ´Carmignano entre otros. Si te va más el vino blanco apunta el ´Vernaccia di San Gimignano´. Eso sí, si bebes no conduzcas.

Florencia, la casa de El David de Miguel Ángel
Si eres de los que te gustaban las clases de Arte en el insti´, en Florencia te vas a hartar. Es la ciudad del Renacimiento por excelencia, la ciudad donde aguarda la escultura de uno de los hombres más famosos de todos los tiempos: El David de Miguel Ángel. Pero hay más. No hay que quedarse en los tópicos.

Florencia invita a pasear. Mi consejo es que recorras el Puente Vecchio, la Galería degli Uffizi con parada obligatoria en la Venus de Botticelli, que entres en el Duomo (la Catedral de Santa María de las Flores), que te tomes un café en la Piazza della Signoria, que te asomes al Piazzale de Michelangelo y que te pierdas por la Galería de la Academia, donde descansa desde hace años El David.

La Torre de Pisa y su inclinación
No hay quien se resista a hacerse una foto empujando  la Torre de Pisa, uno de los monumentos más inestables de Europa con una inclinación de 4 grados. Se levantó allá por el año 1173 y enseguida se empezó a torcer como un churro. Muchos siglos después, lo llamativo es que este monumento de 55,7 metros de altura y 14.700 toneladas de peso siga en pie.

Se han tocado los cimientos, se han reforzado las paredes con más de 600 toneladas de plomo, se ha reforzado el subsuelo con la inyección de nitrógeno líquido y se han colocado barras de hierro para frenar su inclinación. En 1999 la Torre de Pisa fue estabilizada e incluso logró ser enderezada. Lo que está claro es que si no fuera por su espectacular inclinación, hoy Pisa no sería lo que es: uno de los lugares más turísticos del mundo y el aval de ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Si todavía no te has decidido, solo una cosa más: ve con el corazón fuerte porque vas enamorarte tanto de Italia que de allí ya no querrás volverte nunca.