La Toscana es una región italiana llena de joyas tanto en forma de paisajes, como edificios, pueblos y vinos. Por eso si te vas de Erasmus en Italia o tienes pensado escaparte a la región más romántica de Italia, sería un pecado no hacer una parada en sus “ciudades de bandera”, conocer sus pueblos más recónditos o perderse por sus viñedos. No puedes volver a España sin conocer algunas de las claves que hacen de la Toscana la cuna del Renacimiento porque nadie te lo perdonaría.
De pueblecitos por la Toscana
Si quieres dejar para otro viaje las grandes ciudades e irte de pueblos, ten en cuenta que cuánto más rural sea la zona más barato será. Y cuánto más perdido esté el pueblo en el mapa, mejor. Una muy buena opción para hacer una escapada rápida es acercarse al casco histórico de Castiglion Fiorentino, una joya del medievo. Pienza (en la provincia de Siena) se levantó sobre un poblado etrusco en el Valle D’Orcia y precisamente su mezcolanza lo hace más especial. Y mi última propuesta en materia de pueblos es Montepulciano, muy cinematográfico desde el rodaje de New Moon, de la saga Crepúsculo.
La ruta del vino
Viajar desde Florencia y Siena –por la campiña toscana- es una auténtica aventura para el paladar. Da igual si eres experto en vino y aficionado al vino. Es una experiencia 10. En concreto desde Chianti parten cerca de una veintena de rutas por los viñedos y los sabores de la región.
La variedad más conocida de la comarca es el Sangiovese, pero son más de 36 las cosechas con denominación de origen que pelean a diario por darse a conocer al mundo. Si eres de tinto: ´Chianti´, ´Vino Nobile de Montepulciano´o ´Carmignano entre otros. Si te va más el vino blanco apunta el ´Vernaccia di San Gimignano´. Eso sí, si bebes no conduzcas.
Florencia, la casa de El David de Miguel Ángel
Si eres de los que te gustaban las clases de Arte en el insti´, en Florencia te vas a hartar. Es la ciudad del Renacimiento por excelencia, la ciudad donde aguarda la escultura de uno de los hombres más famosos de todos los tiempos: El David de Miguel Ángel. Pero hay más. No hay que quedarse en los tópicos.
Florencia invita a pasear. Mi consejo es que recorras el Puente Vecchio, la Galería degli Uffizi con parada obligatoria en la Venus de Botticelli, que entres en el Duomo (la Catedral de Santa María de las Flores), que te tomes un café en la Piazza della Signoria, que te asomes al Piazzale de Michelangelo y que te pierdas por la Galería de la Academia, donde descansa desde hace años El David.
La Torre de Pisa y su inclinación
No hay quien se resista a hacerse una foto empujando la Torre de Pisa, uno de los monumentos más inestables de Europa con una inclinación de 4 grados. Se levantó allá por el año 1173 y enseguida se empezó a torcer como un churro. Muchos siglos después, lo llamativo es que este monumento de 55,7 metros de altura y 14.700 toneladas de peso siga en pie.
Se han tocado los cimientos, se han reforzado las paredes con más de 600 toneladas de plomo, se ha reforzado el subsuelo con la inyección de nitrógeno líquido y se han colocado barras de hierro para frenar su inclinación. En 1999 la Torre de Pisa fue estabilizada e incluso logró ser enderezada. Lo que está claro es que si no fuera por su espectacular inclinación, hoy Pisa no sería lo que es: uno de los lugares más turísticos del mundo y el aval de ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Si todavía no te has decidido, solo una cosa más: ve con el corazón fuerte porque vas enamorarte tanto de Italia que de allí ya no querrás volverte nunca.
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