Un equipo de astrofísicos de la Universidad de Penn State (EEUU) cree haber resuelto por qué el lado oculto de nuestro satélite desde la Tierra tiene un aspecto diferente al que podemos ver desde aquí. El lado visible está lleno de cráteres, montañas y grandes planicies de basalto llamadas “maría” (del latín 'mares', en plural), pero el lado oculto carece de “marías”. ¿Por qué?
Este misterio con nombre propio, “Lunar Farside Highlands”, se remonta a 1959 cuando la nave espacial soviética Luna 3 transmitió las primeras imágenes del “lado oscuro” de la Luna. En aquel momento se observó que la cara oculta de la Luna carecía de “marías” pero no se pudo responder por qué motivo.
Ahora, este grupo de investigadores cree haber dado con la respuesta: la clave está en que en el momento de formación de la Luna se produjo una diferencia de temperatura entre las dos caras que se mantuvo durante bastante tiempo, lo que explicaría que la formación de ambas caras sea tan dispar; básicamente es una diferencia en el grosor de la corteza lunar.
“Poco después del impacto, la Tierra y la Luna estaban a muy alta temperatura; la Tierra y el planeta que colisionó no se fundieron solamente; partes de él se vaporizaron, creando un disco de roca, magma y vapor alrededor de la Tierra. La Tierra y la Luna parecían enormes en los cielos de cada una cuando se formaron”, afirma Arpita Roy, líder del estudio. La Luna, al ser mucho más pequeña que nuestro planeta, se enfrió con más rapidez; la Tierra, por tanto, siguió emitiendo radiación continua hacia el mismo lado de la Luna, lo que hemos denominado la “cara oculta”, de ahí que ambas caras dispongan de una diferencia tan palpable.