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viernes, 14 de octubre de 2016

Acción, Reacción.

Suena el despertador, la cafetera, el sonido virtual de un pájaro que por las mañanas nos avisa de que ha llegado el tren. Indudablemente estamos aturdidos por estándares y patrones que al final lo que lograrán será la creación de modelos prototípicos, donde todos seamos iguales, sin variación ni sentido de diferenciación entre nosotros. Puede que sea una exageración o la simple llegada de nuevas tecnologías. En lo que no cabe duda es en que los seres humanos estamos sufriendo una pérdida de identidad que es directamente proporcional al desarrollo de cada nueva versión de Iphone.

Constantemente se escucha decir que esta nueva generación, la nuestra, está adormecida. ¿Por qué tanta presión? Y es que con el avance del tiempo nos damos cuenta de que mientras algunos continúan siendo un patrón y la fotocopia del que tienen al lado, hay otros que están maquinando ideas innovadoras y emprendedoras en favor del progreso.

Sí, es normal que nos preocupemos, o que nuestros padres, producto de una generación de “cambio”, estén haciendo generalizaciones y prejuicios acerca de lo que somos y lo que hacemos. Esto último, para muchos, es algo que se aleja de la realidad. Sí que es cierto que muchos de nosotros nos dejamos seducir y nos “atontamos” fácilmente con el nuevo modelo de una tablet y por lo que esta conlleva. Pero también, si buscamos un poco más allá de Facebook, podemos ver la inmensa cantidad de proyectos, propuestas y plataformas que brindan contenido de calidad. Entonces, ¿cuál es el problema? El exceso de información, o también referida infoxicación. Por supuesto que es difícil que destaquen nuestros trabajos cuando la globalización hace que en décimas de segundo lo que hicimos sea un periódico de ayer sin mayor importancia.

Ante esto y, frente a cambios, siempre surgen los movimientos culturales: artísticos, científicos y filosóficos. Miles de personas han reaccionado a este turbio mundo de comunicación y crisis económica que estamos viviendo. Estos pioneros que han tomado el mundo de la comunicación a su favor son los freelancers.

El paso de poner fuera nuestras creaciones al alcance de todos es difícil, pero con ellas experimentamos nuestras virtudes para así potenciarlas, dependiendo siempre de la reacción que obtengamos. “Buscarse a uno mismo”, más que eso, lo importante es saber en qué nos movemos como pez en el agua. Es así como un autónomo empieza, se da a conocer en un mundo online. Propone su trabajo, contacta con algunas personas y en poco tiempo busca tener una lista de clientes.

Los freelancers, o autónomos, según Barbara Zonzin – fotógrafa italiana radicada en Ámsterdam y dedicada a plasmar comida y diseños interiores – nos explicó lo que es ser freelancer para ella. Su esencia está en la idea de ser tu propio jefe, despertar con la incertidumbre que atemoriza y motiva, y hacer de tu pasión tu vocación.

Generalmente, muchos aseguran que ser freelancer es la consecuencia y la solución por la crisis económica que muchos países del mundo siguen sufriendo. Sin embargo, después de varias entrevistas con trabajadores independientes en la ciudad de Ámsterdam, parece que la realidad se aleja de esto.

La verdadera razón está en que los creativos del siglo XXI buscan individualizarse. Nadie nos lo contó, pero todos sabemos que las compañías atrofian nuestra creatividad por el simple hecho de que nos encapsulamos en trabajar para cobrar a fin de mes. El autor Albert Camus dijo: “la verdadera generosidad para con el futuro, consiste en dárselo todo al presente”.

Es así como viven los freelancers, y es que “la verdadera generosidad para nuestra plenitud consiste en darlo todo a lo que hacemos”. Ser freelance da miedo, es normal, pero es una excelente opción para profesionales – o simplemente aficionados – de hacer lo que nos gusta. Los proyectos abren la mente, y es evidente que la variedad en lo que trabajamos expande nuestra capacidad de creación.

¿Cómo Salir De Tu Zona De Confort?

He venido escribiendo sobre la necesidad que tenemos de romper esquemas y modelos, pensar diferente y emprender; pero esto no es algo que podamos afirmar que a cada rato nos vaya a suceder. Tendremos sin duda momentos donde la creatividad y la innovación parecieran desaparecer y nos encerraremos en la duda de no saber qué hacer.

¿Existe alguna clave para regresar al estado de innovación y creatividad?

Bueno, les compartiré las Claves para salir de tu zona de confort e innovar. No deben ser tomadas como una fórmula infalible, de hecho son simplemente consejos para recuperar el cauce anormal de la creatividad y la innovación.

¿Cauce anormal?

Sí, sabemos que no es normal ser creativos e innovar.

Aquí van los consejos:

Sal de  tu área de confort cuando esta no es una zona o momento de innovación

Cuando esto sucede, el mejor consejo es alejarte de ahí. La primera tarea a ejecutar para reactivar la creatividad del líder es salir de la oficina, ya que su área de confort le provoca pasividad. Si tu área de confort te provoca paz y estabilidad, pero a su vez te inspira, quédate ahí y ponte a trabajar.

Identifica tu lugar creativo

¿Has escuchado la frase…“Se me ocurrió en la ducha”? La realidad no dista mucho de ello, es importante saber cuál es el área que permite desarrollar tu creatividad. Existen muchas personas que la encuentran en los lugares menos adecuados: durante una visita al baño, en el trayecto de camino a casa, mientras duermen o realizan algún tipo de ejercicio… Identifica este espacio o actividad y pon en marcha tu creatividad.

Desestrésate

Tómate cinco minutos cuando te encuentres sin soluciones. La mejor respuesta para el “estancamiento creativo” es despejarse de todo lo que tenga que ver con la tarea. Si te encuentras en la oficina puedes alejarte un par de minutos y caminar. Toma el teléfono y marca a tu familia e inclusive, visita a tu compañero de trabajo y habla de todo, menos del trabajo. Aíslate del problema.

Crea tus propios retos

Si tu puesto como directivo te ha orillado a delegar, toma estos retos como oportunidades para crear, día tras día, nuevos retos que alimentarán la productividad de la empresa.

Nunca dejes de ser positivo y entusiasta

“Siempre hay que encontrarse positivo y entusiasta, sin caer en  falsas expectativas, esto dará confianza en el propio proyecto. Creer en lo que uno hace es fundamental para cualquier persona y en cualquier ámbito de la vida. Es necesario focalizarse en las metas”.

Aprende de los mejores y rodéate de la gente adecuada

Tratar de ser originales en las pequeñas cosas y no intentar solucionar más de tres problemas a la vez es fundamental. Sin embargo, la mejor es confiar en uno mismo, saber que cada reto es bienvenido y que la solución siempre llegará con la creatividad adecuada.

¿Hacemos Lo Que Nos Gusta? ¿O Lo Que Alguien Dice Que Nos Ha De Gustar?

Los seres humanos nos enfrentamos a diario a situaciones en las que hemos de tomar decisiones. Nuestro día a día se forma de pequeñas decisiones que una a una acaban definiendo nuestra personalidad y determinan quiénes somos en realidad. Si nos pusieran una pequeña cámara que nos grabara durante un día normal, nos daríamos cuenta de que todas y cada una de las acciones que llevamos a cabo no son más que el resultado de un proceso mental previo, ya sea profundo o superficial.

Lo podéis poner en práctica cualquiera de vosotros en este mismo instante. Me explico: Desde primera hora de la mañana uno ha de decidir si poner mermelada de fresa o de melocotón en la tostada, si escuchar música o las noticias por la radio, si hacerse el café largo o corto… Naturalmente, muchas de estas acciones ya se han convertido en rutina, por lo que actuamos de manera mecanizada y prácticamente ni pensamos. Lo hacemos con el ¨piloto automático¨ puesto. Una vez le damos el último sorbo al café salimos disparados al trabajo/universidad/colegio a cumplir con nuestras obligaciones en las que tendremos que lidiar con infinidad de circunstancias que requieren de nuestras capacidades y aptitudes para solventarlas con éxito.
Como estudiante, todos nos hemos encontrado en alguna o varias de las siguientes situaciones que requieren actuación por nuestra parte:

-Llevarte el portátil a clase o no
-Llevar folios en blanco, rayados o a cuadros
-Ir a clase o al bar
-Ir a la siguiente clase o quedarte más rato en el bar
-Escoger a compañeros para los trabajos en grupo
-Hacer intervenciones en clase o callar y escuchar
-Cuánto tiempo dedicarle al estudio/preparación de clases y proyectos y cuánto a otros asuntos
-Apuntarte a academia para los exámenes finales o no


Para tomar esas decisiones, así como tantas otras a lo largo del día, influirán muchos factores, pero el denominador común de todas ellas es que intentaremos-en la medida de lo posible- hacer lo correcto; intentaremos que esas decisiones que tomemos sean las acertadas y nos ayuden a estar mejor y a ser más felices. Y cuando hablo de hacer lo correcto, me refiero justamente a hacer lo que nosotros creemos y sentimos que es lo que debemos hacer para lograr nuestros objetivos, no lo que “se supone” que debamos hacer. Por supuesto, no todo lo que a mí me vaya a hacer feliz tiene que ser lo que a ti te haga feliz. Y esto es algo que hay que tener muy claro. Por eso mismo no hay una verdad universal en muchos asuntos.

Parece como si hubiera una voz externa que nos dijera lo que es correcto y lo que hay que hacer en la vida para triunfar. Y no sólo eso, sino que incluso nos llegamos a sentir mal si no hacemos ciertas cosas, pensando en el qué dirán.

Siempre habrá una presión social y un “algo” que intentará irrumpir en nuestras mentes, haciendo que nos comportemos como marionetas, y que actuemos según los gustos de un ser que vela únicamente por sus propios intereses. Pero no hay que dejarse influenciar; sólo nosotros sabemos lo que queremos, y desde luego, nada ni nadie lo cambiará.

Habrá gente que se tomará la mermelada de fresa y otra elegirá la de melocotón, incluso habrá alguien al que le gustará la de pasas, y no por ello es mejor ni peor. Simplemente es alguien que ha descubierto lo que le gusta, y no se avergüenza de ello,por poco común y poco “estandarizado” que pueda parecer. Muchos de vosotros leeréis esto y diréis: “Qué tío más raro, le gusta la mermelada de pasas…” Pero entonces yo os pregunto: “¿ No sería más raro que, aun gustándole la mermelada de pasas, se tirara el resto de su vida comiendo mermelada de fresas o melocotón, simplemente porque está mejor visto y socialmente más aceptado?
Creo que todos debemos reflexionar sobre ello y analizar a fondo si lo que hacemos, lo hacemos porque nos gusta y queremos, o si muchas veces nos estamos dejando llevar por lo que se supone que está bien. Todo es subjetivo y hay muchísimos tipos de personas, por lo que a todos nos afectarán las cosas de manera distinta y hay que aprender a aceptarnos tal y como somos, por “raros” que podamos parecer.

A uno le irá bien llevarse el ordenador a clase, a otro le ocupará demasiado espacio y será más una incomodidad que otra cosa.
Unos necesitarán hojas cuadriculadas para dibujar gráficos, mientras otro se apañará con folios en blanco.

En todas estas decisiones estamos actuando en base a qué es lo que nos aporta cada cosa y cómo ello contribuye a que seamos mejores. Hemos de olvidarnos de estereotipos y convicciones sociales. Nadie sabe mejor que tú lo que se te da bien, sólo has de encontrar ese “algo” y apostar fuerte por ello.

Como dije al principio, algunas de las acciones que llevamos a cabo en un día las tomamos con el “piloto automático” puesto, lo cual no es malo, ya que hay que tener una mínima rutina para tener nuestra vida ordenada, pero ésto sólo es bueno si sabemos desactivarlo en los momentos que toca y actuar a conciencia. Si has repasado tu día a día y has analizado el porqué haces las cosas que haces y porqué tomas las decisiones que tomas, supongo que te habrás dado cuenta de cuántas veces estás siendo tú y cuántas otras estás siendo lo que tus profesores, padres, amigos o conocidos quieren que seas. ¿Quién quieres ser?

Conocerse a sí mismo y aprender qué es lo que de verdad le mueve a uno es el primer paso. Muchos mueren sin llegar a saberlo. Esforcémonos por que no nos pase a nosotros y ayudemos a otros a encontrar su camino. Es nuestro momento y los días pasan volando. Pongámonos las pilas. Seamos nobles con nosotros mismos y luchemos por lo que queremos. ¡Los resultados llegarán solos!

¿Qué Hago En Este Mundo?

En la película “El hombre de acero” (Man of Steel) el planeta Krypton está gobernado por hombres con ideas contrarias a la libertad. Si nacías en Krypton tu destino estaba preestablecido: serías lo que la sociedad necesitara que fueses (herrero, carpintero, guerrero, etc.). Ésa es la razón por la cual el padre de Kal-EL arriesga su vida para salvar a su hijo enviándolo a la Tierra para que sea lo que él desee ser.


Claramente la decisión de venir a este mundo no ha sido nuestra, fueron nuestros padres quienes lo decidieron pero… ¿La sociedad tuvo algo que ver?

No, ellos (nuestros padres) decidieron el lugar y las condiciones en las cuales llegaríamos bajo su responsabilidad, pero una vez que estamos aquí y somos independientes las decisiones sobre lo que hacemos son nuestras. La independencia no sólo abarca términos financieros sino que nuestra adolescencia está estrictamente ligada a las decisiones que tomamos: se llama libre albedrío.

Desde que aterrizamos en este mundo somos bombardeados por millones de ideas y con el paso del tiempo y la madurez de nuestro pensamiento vamos haciendo elecciones sobre cada una de ellas. La idea más potente en la juventud, que se vincula a la rebeldía natural de nuestra edad es: ¡Soy libre carajo!

Ahora bien, si la sociedad tiene poder sobre mí y se supone que mi propósito debe ser “servir a ella” ¿Qué rayos tiene eso que ver con la libertad?

Mi libertad es un compromiso conmigo mismo que conlleva mi responsabilidad por el respeto a los demás, a sus derechos, y lo hago así porque quiero convivir en paz, sanamente.

Si mi vida va a quedar reducida a ser “útil a la humanidad” o “servir a la sociedad” como si hubiese nacido en un campo de concentración Nazi o en la Rusia Soviética deberíamos preguntar:

¿Dónde demonios firmo la renuncia?