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jueves, 13 de octubre de 2016

Quieren Que Sea "Ingeniero" Pero Yo Quiero Ser... ¡Loco!

Loco para equivocarme, loco para aprender; para tomar mis propias decisiones, para ganar o perder. Loco para inventar, para crear cosas nuevas, para emprender. Loco por no saber qué hacer y querer hacer tantas cosas a la vez.

Este tipo de locura puede ser comparada sólo con una palabra en el mundo: Libertad.

La libertad de hacer con mi vida lo que yo quiera, la libertad para opinar sobre las cosas que me interesan y la libertad para hacer las cosas a mi manera. Porque la libertad es un tipo de locura, pero locura buena, locura que motiva, entusiasma y que NO envenena.

Son éstas las ganas y motivación que los jóvenes necesitamos, ya vayamos a cumplir 15 años o rondemos los 30.

¿Ganas para qué?

Para tomar decisiones. Porque lo que normalmente decidimos hacer con nosotros mismos en nuestra etapa de juventud determina aquello de lo que viviremos en el futuro, sea en términos económicos, filosóficos o políticos. Nos llaman “la nueva generación” mientras pretenden que la palabra “nueva” sea eliminada o sustituida por “repetición”. No se trata de persuasión sino de imposición, en algunos casos de nuestros padres, otros de la sociedad o de la institución. Pero lo terrible  de todo esto es cuando esa manipulación proviene de la legislación.

Corramos riesgos, descubramos nuestra pasión. Sólo tenemos un método: Ensayo y error.

¿No te parece que la vida es muy corta como para dejar que otro tome tu decisión?

Sí, Pienso Diferente ¿Y Qué?

No te sorprendas cuando te miren raro por opinar algo completamente diferente a lo que otros piensan, ni te sientas intimidado por su instinto de autodefensa que pretenderá hacerte dudar.

Calificaciones en tono despectivo como ¡Qué estás diciendo! ¡No eres normal! y el tradicional ¡Eres un loco! Son las etiquetas que utilizan quienes quedan impactados por información fuera de lo común, o por alguna idea nueva.

¿Debo pasarme a la ofensiva cuando eso ocurre?

En primera instancia NO, porque ese instinto de autodefensa a las nuevas ideas sí es “normal”, y cuando digo normal quiero decir que es producto del condicionamiento social. Como eres tú quien lo sabe no te pongas a su mismo nivel y comienza dominando la situación.

Lo primero que debes hacer es: Mantener tu postura de seguridad sobre lo que estás diciendo. Simplemente haz tu exposición de argumentos sobre el tema y mantente firme. Quienes pensamos diferente tendremos situaciones así todo el tiempo y lo mejor es mantener el control.

Lo segundo es: No intentes convencer a nadie. Quienes han activado su mecanismo de autodefensa están más pendientes de ganar que de descubrir la verdad, consideran que si te dan la razón quedarán en ridículo.

Y tercero: No dejes de opinar diferente o de mencionar ideas nuevas. De entrada su ejército tradicional te apuntará y disparará para que digas lo que ellos quieren escuchar. Cuando vean que mantienes tu posición la sensación de amenaza disminuirá y tus ideas se convertirán en agentes de cambio.

¿Y si eso no ocurre?

Ni modo, ellos se lo pierden.

¿Soy Rebelde O Malcriado?

No confundan mis ganas de ser libre con la vaga idea de que si no hago lo que dices estaré siendo un grosero falto de “paliza”.


Nuestra juventud se caracteriza por la necesidad de rebeldía, esas ganas tremendas de descubrir el mundo por nuestros propios medios, de creer que si algo no ha sido probado pues hay que intentarlo, y de que si lo intentaron y fracasaron nosotros lo haremos mejor.

¿Cuántos intentos hizo Thomas Alva Edison antes de dar con el filamento correcto para la bombilla? La leyenda afirma que 1000 intentos, y aún después de ellos ese genio afirmó:
“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”.

Los jóvenes por naturaleza sentimos ese impulso que nos motiva a querer intentar cualquier cosa en todas las maneras posibles, desde la carrera universitaria que cursaremos, el deporte que practicaremos, el instrumento musical que tocaremos hasta el licor que probaremos.
Muy seguramente tendremos a nuestros padres, amigos, familiares y profesores presionando para que hagamos las cosas de la misma manera que ellos las han hecho, y en cada falla que tengamos pronunciaran el arrogante “te lo dije”.

¡Al diablo si me equivoco! El mundo no se va a acabar porque yo meta la pata, de hecho comenzará de nuevo en cada intento fallido. Querer hacer las cosas por mi cuenta no es malcriadez, es sencillamente necesidad de independencia, muestra de coraje, de voluntad y responsabilidad.

¿Acaso querer ser libre es una falta de respeto o mala educación?

¡Tengo Miedo! ¿Soy Cobarde?

Si lo enfrentas, no. Si le huyes, puede ser.

El miedo es simplemente una emoción más, que usualmente nos explota cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas, inciertas y nuevas. Cuando lo reconocemos de esa forma sin duda se hace más llevadero pues el miedo no mata, sólo paraliza por un momento.

¿Imaginas el miedo que sintieron los emprendedores que ahora son dueños de grandes negocios?

Pero se enfrentaron a él, a ese fantasma que ronda nuestras mentes cuando queremos hacer algo nuevo, cuando creemos en una nueva idea y cuando queremos hacer cosas que ningún otro se atrevería.

¿Cuál es la solución al miedo?

El desafío: tener el coraje para enfrentarlo con la seguridad y confianza en nuestras propias capacidades, cuando estamos completamente enamorados de lo que hacemos y ponemos todo nuestro corazón y nuestra mente en ello. Algunos lo llaman “pasión” y otros dicen que es la “adrenalina”, y la verdad es que todo se desenvuelve a partir la confianza en nosotros mismos.

Habrán muchos que te dirán ¡No lo hagas, es arriesgado! ¡No lo lograrás! O ¡No podrás! Pero ¿Sabes qué? Ellos son los cobardes, no los escuches, ignóralos.

Confía en tus habilidades, pon a prueba tus destrezas y rétate a ti mismo

¿Acaso el mundo recuerda a aquellos que no lo intentaron?