Loco para equivocarme, loco para aprender; para tomar mis propias decisiones, para ganar o perder. Loco para inventar, para crear cosas nuevas, para emprender. Loco por no saber qué hacer y querer hacer tantas cosas a la vez.
Este tipo de locura puede ser comparada sólo con una palabra en el mundo: Libertad.
La libertad de hacer con mi vida lo que yo quiera, la libertad para opinar sobre las cosas que me interesan y la libertad para hacer las cosas a mi manera. Porque la libertad es un tipo de locura, pero locura buena, locura que motiva, entusiasma y que NO envenena.
Son éstas las ganas y motivación que los jóvenes necesitamos, ya vayamos a cumplir 15 años o rondemos los 30.
¿Ganas para qué?
Para tomar decisiones. Porque lo que normalmente decidimos hacer con nosotros mismos en nuestra etapa de juventud determina aquello de lo que viviremos en el futuro, sea en términos económicos, filosóficos o políticos. Nos llaman “la nueva generación” mientras pretenden que la palabra “nueva” sea eliminada o sustituida por “repetición”. No se trata de persuasión sino de imposición, en algunos casos de nuestros padres, otros de la sociedad o de la institución. Pero lo terrible de todo esto es cuando esa manipulación proviene de la legislación.
Corramos riesgos, descubramos nuestra pasión. Sólo tenemos un método: Ensayo y error.
¿No te parece que la vida es muy corta como para dejar que otro tome tu decisión?