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domingo, 21 de febrero de 2016

Lugares En Los Que Perderte Para Poder Encontrarte

Estar perdido no es ningún delito. Todos lo hemos estado alguna vez y muchos lo seguiremos estando. Para encontrarse hay que tener el valor de mirar hacia dentro y no salir corriendo, pero con la vida que llevamos, es muy fácil dejar que pasen los días e ir arrastrando esa sensación de desasosiego. En cambio cuando estamos en otra punta del mundo, cuesta menos desconectar de todo, parar y mirarnos de verdad. Hay lugares que te ponen especialmente fácil sentir esa sinergia con todo lo que te rodea y a la vez contigo mismo.

Los Templos de Angkor, Camboya



Después de miles de años ocultos en la selva, los templos de Angkor son un remanso de paz. Aunque más que “una experiencia religiosa” – que diría Enrique Iglesias-, estar allí supone una experiencia vital. Es el lugar donde Angelina Jolie se metió en el papel de la despampanante Lara Croft en Tomb Raider, pero el lugar inspira más serenidad que la acción de la película. Y para magia la de Ta Prohm, un templo que literalmente ha sido engullido por las raíces de árboles milenarios. Estarás en la antigua capital del Imperio Jemer. No tiene precio. No porque estuviera allí la Jolie, sino por lo que significa para la Humanidad un hallazgo de estas características.

Mitad del Mundo, Ecuador



Es el lugar mágico que no se encuentra ni allí ni aquí. Que no es ni norte ni sur. Ni arriba ni abajo. Latitud 0º0’0″. Está al norte de la ciudad de Quito, en Ecuador. El monumento de Mitad del Mundo es un poco kitsch pero puedes vivir la experiencia de tener un pie en cada hemisferio o hacer equilibrio sobre la línea y decir que no estás en ninguno de los dos. Ah! Y en el ecuador pesarás un kilo menos que en el resto del mundo. Más allá de la curiosidad, es un lugar poderoso en el que meditar sobre lo divino y lo humano en un punto clave para el planeta en el que vives.

Finisterre, España



Hoy ya sabemos que la Tierra no es plana, sino redonda. Pero hubo una época en la que se pensaba que Finisterre (Galicia) era el fin de todo. Plantarte en el risco y ver lo que antes se consideraba el final de la Tierra, te hará sentir pequeño y a la vez muy grande. Estando allí –in situ– se consigue entender cómo nuestros antepasados tenían esa creencia. Da vértigo y a la vez tranquilidad saber que hay algo más allá del horizonte. 

Unamuno decía que “se viaja, no para buscar el destino, sino para huir de donde se parte”. Y claro que para encontrarse no hay que irse a ningún lado, muchas veces al llegar nos damos cuenta de que las respuestas que buscamos están precisamente en el punto de partida pero, ¿y lo bien que lo pasamos viajando?

Slow Food: Si Somos Lo Que Comemos, Dejemos De Comer Basura

Somos los que comemos. Dicen que la alimentación es la que marca si tendremos o no una salud de hierro. Slow food es lo contrario y el archienemigo de fast food. ¿Hasta ahí llegamos, no? No significa que tengas que masticar más despacio, ni que la comida sea de digestión lenta, sino que está elaborada a base de productos de la tierra. Hablamos de productos ecológicos que pasan de las manos del productor directamente al consumidor, sin intermediarios. Comida sana y, sobre todo, natural. “De la tierra al plato”, ese podría ser su lema.

A pesar del boom de las cadenas de comida rápida, en los últimos años ha ido creciendo el interés por la gastronomía gourmet. Así nació el movimiento slow food. Como curiosidad, te cuento que este movimiento lo creó un grupo de amigos italianos para fomentar la comida saludable y protestar por la primera franquicia de Mc Donalds que empezó a operar en Italia a finales de los años 80. Tres décadas después la cosa ha ido creciendo y ahora son más 100.000 socios en todo el mundo, en los 5 continentes.

Casamar de Llafranc, Girona



Entre los chefs españoles afiliados al movimiento slow food con Estrella Michelín, está Quim Caselles del restaurante Casamar de Llafranc. Su equipo se ha especializado en productos locales como el revuelto de huevos de payés con setas, las navajas con salsa de romescu y emulsión de ajo y perejil o su deliciosa crema de calabaza con buñuelos de viento y sardina ahumada.

Aquí valoran los productos naturales y la cocina de proximidad. Porque no es lo mismo comerse un plátano de Canarias que uno de Costa Rica –con 10.000 kilómetros de viaje a sus espaldas-, ni un tomate de supermercado es igual que un tomate recién recogido de un huerto. ¡Los tomates ya no saben a tomate! No hay punto de comparación y quien diga lo contrario, miente.

Restaurante El Padre, Madrid



Cumple todos los requisitos para llevar a gala la marca slow food: ofrece productos ecológicos y recetas tradicionales. Aconsejo probar sus berenjenas rellenas y los huevos “Al Padre”, que son huevos de corral. El menú diario cuesta 15 euros e incluye primer plato, segundo, postre y bebida.

Comer sano afecta a nuestro estado de ánimo, e incluso dicen los expertos en nutrición que puede disparar la sensación de felicidad. Así que si queréis seguir generando endorfinas, se acabaron las hamburguesas, también las pizzas, los burritos y los kebabs. Ya no hay excusas para no cuidarse.

Restaurante Kimpira, Valencia



Todo lo que llega a la mesa en este restaurante valenciano es orgánico. Comer en Kimpira es una garantía de comer sano. ¿Y qué podemos encontrar en su carta? Las recomendaciones del chef son la Kimpiburguer, una hamburguesa vegana, la pasta con boletus, las bravas de yuca y su famosa sopa de miso. Y ya paro, porque se me está haciendo la boca agua.

Cuando era pequeña mi madre siempre me decía: “hija, tienes que aprender a comer bien. ¡Las madres no fallan! Y sí, ahora es cuando le doy la razón.

Restaurante Yandiola, Bilbao



Quien va, repite. Lo que convence de Yandiola además de su cocina de mercado, son sus vinos con denominación de origen y, por qué no decirlo, también sus flipantes vistas de la ciudad del Guggenheim. Toma nota de las recomendaciones: las tostas de anchoas de Karmelo Toja, caviar de Riofrío y pulpo asado con un toque de humo.

Aunque la moda del slow food llegó a España hace pocos años, cada vez son más los mercados que ofrecen productos orgánicos que no han pasado por las manos de grandes distribuidoras. Ahí van dos ejemplos: El Mercado de San Miguel en Madrid o el Mercat de la Terra de Barcelona.

Y acabo como empezaba: “Somos lo que comemos”

7 Inventos Que Demuestran Por Qué La Ciencia Es Una Imitación

Vivimos en una sociedad tecnológica en constante innovación; pero el ser humano, supuestamente tan creativo y original, solo es un grano de arena en el reloj del universo. La Tierra lleva girando millones de años y durante todo ese tiempo la naturaleza se ha dedicado a crear. Por eso nos lleva una ventaja enorme… y por eso, lo que hacen los ingenieros y diseñadores no es inventar sino imitar.

Todo lo que hemos creado, mileniales, es solo una pálida copia de algo que a la naturaleza le ha costado siglos de evolución. Y no hace falta visitar ningún laboratorio secreto para comprobarlo: solo tienes que darte una vuelta por casa y fijarte bien en los inventos que utilizas a diario. A lo mejor te sorprendes.

La cámara de fotos y el ojo humano



El objetivo es a la córnea lo que la película a la retina, y el diafragma actúa como iris. La cámara fotográfica es una réplica, pieza a pieza, del ojo humano. Todavía se ha de fabricar la lente capaz de captar el mundo con la misma precisión, aunque debemos admitir que se han alcanzado enormes progresos últimamente, como el ojo biónico, por ejemplo.

El velcro y las semillas de bardana



Si te gusta pasear con tu perro por el campo, seguro que has tenido que arrancarle más de una vez del pelo esas molestas semillas que se agarran como garrapatas. Lo mismo le pasó hace años al ingeniero Georges de Mestral, quien se inspiró en este simpático incidente para crear el velcro.

¿No te has fijado nunca en las cintas que lo componen? Una tiene una textura enmarañada que imita el pelo de los animales, mientras que la otra es más rígida. Eso es porque, a imagen y semejanza de las semillas de bardana, está compuesta por diminutos ganchos que se enredan en la otra cinta. Y así tenemos un cierre ligero y fuerte. ¡Quién lo diría!

El nylon y la tela de araña



El algodón y la lana casi parecen cosa del pasado, pues hoy compiten con las fibras sintéticas. Entre ellas se encuentra el nylon, un filamento fuerte y resistente que se utiliza para todo, desde fabricar ropa hasta mangos de herramientas, pasando por el hilo de pescar y las cuerdas de guitarra. Pero el nylon fue un intento de copiar el hilo de araña, un polímero natural más resistente que el acero.

Hace algunos meses, un par de investigadores de California parece que encontraron el modo de “cultivar” la sustancia, cuyas propiedades superan a las de cualquier tejido fabricado por el hombre.

Los instrumentos musicales y la voz humana



Está demostrado que los primeros instrumentos que se elaboraron fueron los de percusión, seguidos por el viento y la cuerda. No obstante, todos ellos son un sucedáneo de la voz humana, que es el instrumento musical por excelencia, por su amplitud y por su capacidad de integrar letra en la melodía; y aunque haga falta formarse para sacarle el máximo partido, no hay nadie que no posea el impulso primario de cantar.

Los LED y las luciérnagas



El uso de los LED (Light-Emitting Diode) se ha ido imponiendo durante los últimos años, pero los investigadores no dejan de buscar el modo de mejorarlos y optimizarlos. Científicos coreanos y americanos descubrieron hace poco que el abdomen de algunas luciérnagas amplifica la luz gracias a las escamas que lo cubren. Tras una serie de ensayos, se comprobó que los LED cubiertos por una capa similar emiten un 55% más de luz. Curioso, cuanto menos, ¿verdad?

La cinta adhesiva y el geco



Los gecos son reptiles de la familia de las salamanquesas que, al igual que sus simpáticos parientes, se pasean por paredes y techos como Pedro por su casa. El secreto reside en la estructura de las patas de estos animalitos, un complejo sistema de fibras que les permite adherirse a cualquier superficie.

Pues bien, hace algunos años que los investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia desarrollan una cinta adhesiva basada en esa estructura, y las propiedades del nuevo material resultan la mar de interesantes.

Inteligencia artifical



Has pensado en la película de Spielberg y lo sabes… La inteligencia artificial está más presente en nuestras vidas de lo que imaginamos. Sin ir más lejos, los videojuegos no serían lo mismo sin la inteligencia artificial que controla las acciones de los enemigos. Otras aplicaciones informáticas, como los asistentes virtuales o el reconocimiento de voz, también están relacionados con la inteligencia artificial. Y, por supuesto, no podemos olvidar los adorables (o espeluznantes) robots que fabrican los japoneses.

La inteligencia artificial trata de imitar el razonamiento humano, esa capacidad única en la creación que nos permite resolver problemas complejos y pensar de un modo creativo. Decenas de películas han advertido del peligro que supondría que las máquinas llegasen a pensar como nosotros, mientras que otras observan la posibilidad desde una perspectiva más amable.

Lo que está claro es que las personas llevamos dentro el impulso de crear. Eso es lo que nos coloca en la cúspide de la evolución. Y, también, lo que más responsabilidad nos exige.

Dentro De Poco Podrás Tocar La Vía Láctea En El Salón De Tu Casa

Lo de la ‘Realidad aumentada’ suena fantástico pero, ¿cuántos de nosotros sabríamos exactamente lo que es? Lo podríamos definir como una tecnología que añade información sintética al mundo real a través de aplicaciones informáticas. Es diferente de la realidad virtual. Esta construye un mundo ficticio al que entramos poniéndonos, por ejemplo, unas gafas o un casco; todo es irreal, un escenario construido que sustituye a nuestro entorno. La realidad aumentada añade información al mundo en el que estamos usando dispositivos informáticos como un portátil, un móvil o una tablet. ¿Te imaginas esto desde tu cama?



Es un poco lío, mejor un ejemplo: te pones delante del cartel del cine, lo enfocas con el móvil y allí aparecen los trailers de las pelis. O te vas a comprar un piso y el de la inmobiliaria, poniendo la tablet encima del plano, te enseña cómo quedará el edificio en tres dimensiones. O en una convención médica se recrea en el pantallón, al lado del ponente, una cadena completa de ADN. No son hologramas, son complementos de la realidad que vemos con nuestros ojos proyectados en dispositivos electrónicos.



Las posibilidades son ilimitadas. Para la enseñanza, para el marketing, para el ocio, para la industria del motor. Ahora, los ingenieros de la automoción pueden saber cómo cambiar una pieza poniendo algún dispositivo informático sobre el coche, o un profesor puede explicar a sus alumnos la composición de la Vía Láctea proyectándola sobre los libros, o una marca de moda puede ofrecernos un probador y mostrarnos así cómo nos quedarán unos pantalones o una camiseta.

Es un salto hacia el futuro. Con la realidad aumentada se puede hacer, prácticamente, magia. Ojo a esto:



Decíamos lo de recrear una cadena de ADN sobre el escenario. ¿A que es flipante? O esto otro:



¿Qué tal poderte probar unas gafas de sol antes de comprarlas sin tenerlas delante? Pues esto es la realidad aumentada.

Xavier Riba, de Innovae, una de las empresas pioneras del sector en España dice que “hace 10 años nadie esperaba que un reloj te pudiera medir la respiración, las pulsaciones y decirte cuál ha sido el nivel de profundidad de tu sueño, y eso ahora existe. Según avancen los dispositivos, podremos seguir creando realidades aumentadas más completas”.

Todo cambia, todo evoluciona, y lo mejor es que nosotros hemos nacido en el momento exacto de su explosión. No es ninguna marcianada, no es tan ‘Futurama’ como trabajar con un cangrejo gigante o con una cíclope de coleta morada. Dentro de nada ni nos acordaremos de que podíamos vivir sin realidad aumentada, como hoy no nos acordábamos de cómo nos comunicábamos sin el Whatsapp.