Lo de la ‘Realidad aumentada’ suena fantástico pero, ¿cuántos de nosotros sabríamos exactamente lo que es? Lo podríamos definir como una tecnología que añade información sintética al mundo real a través de aplicaciones informáticas. Es diferente de la realidad virtual. Esta construye un mundo ficticio al que entramos poniéndonos, por ejemplo, unas gafas o un casco; todo es irreal, un escenario construido que sustituye a nuestro entorno. La realidad aumentada añade información al mundo en el que estamos usando dispositivos informáticos como un portátil, un móvil o una tablet. ¿Te imaginas esto desde tu cama?
Es un poco lío, mejor un ejemplo: te pones delante del cartel del cine, lo enfocas con el móvil y allí aparecen los trailers de las pelis. O te vas a comprar un piso y el de la inmobiliaria, poniendo la tablet encima del plano, te enseña cómo quedará el edificio en tres dimensiones. O en una convención médica se recrea en el pantallón, al lado del ponente, una cadena completa de ADN. No son hologramas, son complementos de la realidad que vemos con nuestros ojos proyectados en dispositivos electrónicos.
Las posibilidades son ilimitadas. Para la enseñanza, para el marketing, para el ocio, para la industria del motor. Ahora, los ingenieros de la automoción pueden saber cómo cambiar una pieza poniendo algún dispositivo informático sobre el coche, o un profesor puede explicar a sus alumnos la composición de la Vía Láctea proyectándola sobre los libros, o una marca de moda puede ofrecernos un probador y mostrarnos así cómo nos quedarán unos pantalones o una camiseta.
Es un salto hacia el futuro. Con la realidad aumentada se puede hacer, prácticamente, magia. Ojo a esto:
Decíamos lo de recrear una cadena de ADN sobre el escenario. ¿A que es flipante? O esto otro:
¿Qué tal poderte probar unas gafas de sol antes de comprarlas sin tenerlas delante? Pues esto es la realidad aumentada.
Xavier Riba, de Innovae, una de las empresas pioneras del sector en España dice que “hace 10 años nadie esperaba que un reloj te pudiera medir la respiración, las pulsaciones y decirte cuál ha sido el nivel de profundidad de tu sueño, y eso ahora existe. Según avancen los dispositivos, podremos seguir creando realidades aumentadas más completas”.
Todo cambia, todo evoluciona, y lo mejor es que nosotros hemos nacido en el momento exacto de su explosión. No es ninguna marcianada, no es tan ‘Futurama’ como trabajar con un cangrejo gigante o con una cíclope de coleta morada. Dentro de nada ni nos acordaremos de que podíamos vivir sin realidad aumentada, como hoy no nos acordábamos de cómo nos comunicábamos sin el Whatsapp.
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