Ya está bien de encerrarlos para que los podamos ver y de torturarlos para que nos podamos ‘divertir’. Desde la experimentación con animales para la industria cosmética y farmacéutica, pasando por las corridas de toros y los circos y terminando por los zoos. Lo que el ser humano es capaz de hacer con los animales no tiene nombre. Si los queremos ver de cerca no necesitamos encerrarlos en jaulas que imitan míseramente sus condiciones de vida, aquí te proponemos lugares a los que ir para verlos en la naturaleza, que es donde tienen que estar.
1. Parque Nacional Serengeti, Tanzania
Girafas, leones, elefantes, leopardos, ñúes, hienas, guepardos, cebras, rinocerontes y búfalos salvajes hacen vida a su antojo en el Serengeti, en plena sabana africana: 13.000 kilómetros cuadrados a los pies del volcán Kilimanjaro y lindando con el Ngorogoro, que es territorio maasai. Así que recuerda: ¡No intentes imponer tus normas, allí serás tú el extraño!
2. Islas Galápagos, Ecuador
A casi 1.000 kilómetros de tierra firme, el archipiélago de las Islas Galápagos es un auténtico tesoro. De hecho en este lugar se inspiró Charles Darwin para dar al final con su famosa Teoría de la Evolución. Se ven tortugas gigantes y centenarias, iguanas, pingüinos, albatros, leones marinos y, los más atrevidos, podréis bucear con tiburones. Veréis especies únicas en el mundo y, para que no desaparezcan, precisamente los controles alimentarios en el aeropuerto –aviso- son desmesurados.
3. Island, Australia
Es la casa de cientos de koalas y canguros que viven sin ataduras. Lo único que debéis tener en cuenta es que los koalas duermen casi todo el día y gastan muy poca energía. Procurad no molestarles, sobre todo, porque están en peligro de extinción. En cuanto a los canguros, no hay problema porque se suelen acercan a jugar.
4. Bohol, Filipinas
El mono tarsier es una especie que se encuentra en una de las 7.000 islas del archipiélago y sólo en ese lugar: en Bohol. Para que os hagáis una idea, es un mono en miniatura con los ojos saltones y muy delicado. Suelen quedarse horas abrazados a los árboles – como si fueran koalas- observando su entorno Es muy sencillo verlos si estáis en silencio. Si no, huirán.
5. Hudson Bay, Canadá
Miles de osos polares viven allí a su rollo con la única preocupación de pescar para comer, pero ajenos a cualquier signo de civilización que les incomode. Hudson Bay es la capital mundial del oso polar y es fácil verles, sobre todo, de octubre a noviembre. Os puedo asegurar que, en medio de tanto oso polar, os sentiréis como en el anuncio de Seguros Santalucía.
6. Kaikoura, Nueva Zelanda
Es un destino ideal para el avistamiento de ballenas. A bordo de un barco es posible ver muy de cerca de estos enormes mamíferos acuáticos que se mueven a sus anchas por el Pacífico. Pueden llegar a medir unos 18 metros. Y lo que más impacta es cuando se sumergen y sacan a relucir su cola.
7. El Parque Kruger, Sudáfrica
Es un lugar perfecto para ver leones, jirafas, elefantes y cebras en libertad e incluso quedaros a dormir con ellos en un campamento. Y no sólo eso: también viven allí más de 500 especies de aves y un centenar de especies distintas de reptiles. Con 19.000 kilómetros cuadrados de superficie es una de las reservas más grandes de África. Pasar la noche al raso en el Parque Kruger es una aventura con mayúsculas.
8. Parque Nacional de Yosemite, EEUU
Aunque no lo creáis, hay osos en libertad en EEUU. Yosemite es una especie de pulmón verde en plena California donde se puede acampar y ver a los osos a su aire. Pero os doy un consejo: no os olvidéis comida ni en la tienda de campaña ni en el coche porque los osos acuden al olor y os pueden pegar un buen susto. La estampa os recordará -a los más veteranos- a la casa del Oso Yogui en Yellowstone.
9. El Hosquillo en Cuenca, España
En nuestro país, lejos de los zoológicos y los safaris, también hay reservas naturales que merecen la pena visitar. Es el caso de El Hosquillo, donde es muy fácil –con un solo paseo- ver lobos, gamos, ciervos, corzos, además de buitres leonados que están protegidísimos. Vamos, que como os vean acercándoos a ellos os puede caer una buena multa. Ya veis que no hay que irse tan lejos para ver animales en libertad.
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