¿Alguna vez has sentido la necesidad de irte al extranjero para terminar tus estudios, trabajar o simplemente encontrarte a ti mismo? Si tu respuesta ha sido un sí, felicidades, ya que esto representa una oportunidad maravillosa de crecimiento personal en todos los aspectos: profesional, laboral, cultural y espiritual. Pero, aunque abandonar el país natal sea una auténtica aventura recomendada para todos los públicos, hay que tener en cuenta varios aspectos a la hora de planear tu escapada:
1. Conoce el lugar
Viajar implica descubrir nuevos mundos y no pretendemos que antes de iniciar la aventura hagas un máster casero sobre tu destino, perdería todo el sentido, pero sí que es importante que al menos te informes un poco sobre el país adonde quieres ir: sus políticas, la cultura, investigar la ciudad, calles; hacerte un mapa mental de ese lugar. Y para los estudiantes: deberes dobles: informaos sobre la universidad y sus reglas, pero sobre todo, enteraos en qué bares acogen las mejores fiestas.
2. ¿Dónde duermo?
Aunque la mayoría de universidades del extranjero tienen sus propios conjuntos residenciales para estudiantes, puede que ya tengas el lugar donde te hospedarás. Bien, si este es el caso, ten clara la ruta de tu casa a la universidad y los horarios de los buses, a no ser que quieras perderte e ir de aventura en aventura, en ese caso, al menos memoriza el nombre de tu calle, no queremos llamadas desesperantes a los padres. Y si tu aventura no implica la vida universitaria, tienes un sinfín de posibilidades para encontrar cobijo a bajo coste e incluso gratuito, como por ejemplo el CouchSurfing, una nueva forma de encontrar casa a coste cero y además la mejor forma de conocer gente nueva.
3. Antisociales no, gracias
Todos hemos tenido el complejo de ermitaño alguna vez, sobre todo, los primeros días en un nuevo lugar, pero relacionarse es la mejor forma de conocer un país, no solo por el hecho cultural, sino porque podrás enterarte de curiosidades, anécdotas, lugares a dónde ir… Y, con internet ahora puedes romper el hielo y hacer amigos antes de plantarte en tu destino, así cuando llegues ya no te sentirás tan solo. Además, ¿qué mejor forma de practicar un idioma que hablándolo? Ya sabes, prohibido ser antisocial, abre tu mente.
4. Toma nota de las normas culturales
No es bueno llegar a un lugar sin conocer aunque sea un poco la cultura que se maneja allí, sobre todo porque corres el riesgo de llevarte algún susto que otro. Por ejemplo, en Japón se viven unos estándares de comportamiento muy formales como puede ser respetar el espacio vital interpersonal, así que si eres de los melosos que saludan con abrazos, ves entrenando tu parte interior más fría. Lo mismo ocurre si viajas a Marruecos o Turquía, países musulmanes bastante exigentes con sus parámetros religiosos y estés o no de acuerdo, tendrás que adaptarte. El respeto hacia las costumbres culturales es de manual básico. Así que, a no ser que quieras acabar una noche en el calabozo o con señales de guerra en la cara, haz el esfuerzo de informarte un poquito antes de liarla.
5. No seas escrupuloso, pero sí precavido
Son demasiadas las personas que regresan a su país porque no les ha gustado la comida del extranjero. Pues este es el primer error. Si viajas es para ampliar tus horizontes y eso incluye ampliar tus gustos gastronómicos, no te cierres a probar ciertos alimentos que a primera vista pueden parecerte un auténtico suicidio, si desde el principio ya prejuzgas un plato es lógico que después te sepa mal. Primero prueba con una mente positiva, después opina. Eso sí, cuidado con las alergias, no queremos aventuras dramáticas.
6. Crea un blog
Esto no es obligatorio, pero le harás un favor al mundo entero ya que ayudarás a otros de tu misma región a comprender mucho mejor lo que vivirán si se atreven a emprender tu misma hazaña. Además, es una gran oportunidad para reportar tu viaje, desde el inicio hasta el final. Escribir sobre las vivencias de uno mismo siempre es positivo, a veces descubres cosas que ni tú mismo imaginabas, más o menos como lo que pasa cuando te atreves a viajar.
¿Y tú próximo destino es?
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