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domingo, 16 de octubre de 2016

Esos 7 Momentos De Absoluta Libertad

Charles Baudelaire una vez escribió: “A quien haya alcanzado, al menos por un segundo, el infinito del placer ¿qué le importa condenarse para siempre?”. Y es que la vida tiene esos instantes, que pueden ser segundos o minutos, en los que absolutamente nada importa más allá de aquello que está pasando en ese preciso momento. Instantes de absoluta libertad, placer, adrenalina y amor, cuando no existe nada más.

Ese salto al vacío

Saltar a la nada en un paracaídas es un instante en el que, quien lo vive, olvida absolutamente todo aquello que fue, es y será. No existe el tiempo. Sensaciones de miedo, muerte, adrenalina, goce, libertad y vida se unen en un segundo. El cuerpo grita, la boca se expande, la vida vuela, los ojos se escapan de sus órbitas, y luego, cuando el paracaídas se abre, uno siente ese tirón que lo eleva hacia otro mundo, para volver a caer en la cuenta de que estamos aquí, y flotar y disfrutar, ya con la sonrisa de quien ha explotado sus entrañas en unos pocos segundos.

Esa nota musical

Un  buen concierto en vivo tiene que tener al menos uno de estos instantes. La música puede sonar mejor o peor, pero cuando ese segundo está, ese concierto será realmente inolvidable. Puede ser un arpegio de guitarras o una vibración de la voz, pero cuando aparece es inconfundible. La piel se eriza, y el sonido ingresa al cuerpo hasta sonar en lo más profundo del ser de quien escucha. El resto de la gente desaparece por un instante, y uno siente estar solo con su alma y el sonido que la envuelve.

Ese libro

Cada uno tiene un libro por lo menos, en el que cuando lo dejamos, caemos en la cuenta de que no estuvimos por un rato en el mundo que vivimos. Una mosca, un ruido, o una persona nos pueden despertar de ese sueño de lectura en el cual estuvimos inmersos durante unos minutos, o incluso unas horas. Sentimos que vivimos otro mundo por un tiempo, y luego despertamos. Cuando un libro puede generar ese sentimiento de inmersión en otra realidad, solemos querer recomendarlo a todo el universo.

Esa explosión del arte

Escribir sin ataduras propias ni ajenas. Lanzarse al teclado vorazmente y comenzar sin saber hacia dónde nos dirige la escritura. O agarrar esa guitarra y sacarle esos sonidos que el cuerpo y el alma van dictando, sin exigencias ni demandas, sin propósito ni fin, sin objetivos ni consecuencias. Como quien agarra el pincel y lo agita en su lienzo sin entender bien qué es lo que está haciendo. Ese momento de volar y de solamente sentir, sin influencias ni posteridad. Brotar libremente.

Ese segundo del amor

Hay un momento, un segundo, un instante, en el que todo el universo adquiere una especie de luz blanca que alumbra e ilumina esa mirada, esa sonrisa, esa caricia, ese perfume. Todo nuestro ser correrá tras ese instante, ese beso, ese abrazo. Y no hay más. La luz alumbra solamente ese precioso momento de enamorarse.

La naturaleza sorpresiva

Una torrencial lluvia en el momento exacto, una puesta de sol con la persona adecuada, ese fuerte viento que despeina el alma, esa gota en la ventana que nos dispara el vuelo de la imaginación, esa estrella fugaz. En fin, ese sorprender absoluto que la vida nos brinda sin que lo esperemos.

Ese baño caliente

Llegar casi muerto del cansancio y el frío, con el último aliento de agitadas actividades y sentir el agua caliente de la ducha que recorre nuestro cuerpo, lavándonos el cansancio y las preocupaciones, es un momento que también nos brinda ese placer casi infinito. No hay nada más que uno y esa agua, y todo lo demás desaparece, al menos por un rato. No hay cansancio, no hay estrés.



Son momentos, siempre están, a veces más, a veces menos. Cada uno tiene esos instantes, hechos a su medida en ese momento exacto en el que tienen que estar. Son instantes en el cual somos animales, sin tiempo, sin reloj, sin espacio ni contexto. Somos libres, de todo y de todos, hasta de nosotros mismos.  Y ahí están, esperándonos, para que los veamos y los vivamos, y al fin podamos decir y sentir: “la p… que vale la pena estar vivo”.

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