Cuando empiezas una relación, normalmente todo suele ser perfecto. El amor flota en el aire, estás todo el día pendiente de la otra persona, no hay más que piropos y detalles a diario. Estás a gusto. Por lo general, en los comienzos, siempre hay uno de los dos que siente más, solemos ser nosotras, aunque es de esperar que poco a poco los sentimientos se vayan equiparando. Pero qué pasa cuando esto no es así, cuando los sentimientos aumentan a velocidades diferentes, cuando tu pareja acaba por arruinar todos los momentos felices de tu vida con palabras hirientes, cuando no solo no recibes de su parte ni una palabra agradable hacia tu persona, sino que solo hay comentarios negativos que decir sobre todas tus actividades, cuando los celos están a la orden del día y acabas por entrar en una espiral de mal rollo de la que no puedes escapar. Malas noticias, tu relación de pareja se ha vuelto tóxica y te está envenenando lentamente.
Otras señales que pueden indicar que una relación no es sana son el hecho de sentir más momentos de tristeza e infelicidad que de alegría; no estar nunca del todo seguro de si tu pareja te quiere o no, lo que suele conllevar a la caída en picado del autoestima. Además, se suele sufrir emocionalmente, y a veces esto se traduce en secuelas físicas. Se tiene una total dependencia de la otra persona, ella es como una droga. Te da más momentos de malestar que de felicidad, pero aún así no puedes dejarla. Y lo peor de todo es la sensación de culpabilidad que te provoca el sentirte liberado cuando esa persona no está. Eres incapaz de sentirte feliz durante 23 de las 24 horas del día.
Qué hacer entonces. Aunque para la gente de alrededor sea muy evidente que dos personas están en una relación enfermiza, las parejas tóxicas se enquistan y pueden llegar a durar mucho tiempo. Esto no se traduce en un disfrute de la relación, sino que sus integrantes simplemente se retroalimentan en el sufrimiento y se hacen codependientes, dando la sensación de que les guste sentirse desdichados.
Sin embargo, para salir de una relación así, lo primero es ser consciente de que se tiene un vínculo enfermizo. Dependiendo del amor que se sienta, hay quien recomienda hablar con la pareja e ir a terapia para solucionarlo. No obstante, por más que muchas veces nos creamos los salvadores de las causas perdidas, de que nos convenzamos de que esa persona cambiará por nosotros, la cruda realidad es que no lo va a hacer, la gente es como es, y no va a dejar de serlo. Esa persona no va a cambiar. Así que por más que duela, lo mejor es dejarlo y no mirar atrás.
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