Camembert (Orne)
Pues resulta que en esta pequeña localidad, un día remoto de finales del Siglo XVII, a una paisana llamada Marie Harel se le ocurrió hacer un queso cremosísimo y comercializarlo en una cajita de madera. Lo llamó como el lugar: Camembert, y sin querer hizo que este pueblo perdido en mitad de bosques normandos fuera un destino idóneo para escaparse por sus construcciones decimonónicas, sus iglesias puntiagudas y sus callejuelas adoquinadas. A todo ello, el queso le sumó un museo y granja turística, la de Président.
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