Rocamadour
El tirón de este famoso ‘sitio’ de Francia (el segundo más visitado del país) fue aprovechado por los productores de queso locales para que bautizara a los delicadísimos quesitos de cabra de sus fromageries. Con razón, ya que los peregrinos fueron los que universalizaron estos suculentos bocados. La parte no comestible de esta simbiosis es un pueblo espectacular que hace equilibrio en el acantilado sobre el que la fe (y el parné) ha levantado todo un santuario imprescindible.
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