-Cuando cumplas la mayoría de edad podrás trabajar.
–¡Pero puedo hacerlo ya! Tengo energía, estoy motivad@, sé hacerlo, tengo tiempo y sí, QUIERO GANAR MI PROPIO DINERO.
Si bien es cierto que en nuestra juventud dependemos de nuestros padres en muchos aspectos, la independencia financiera es la primera por la cual debemos luchar. Es normal que escuchemos expresiones como “no tienes la edad suficiente” “no estás en capacidad de trabajar aún” o “debes ir primero a la universidad” y ¿Saben qué? ¡Eso es falso!
La primera teoría sobre “no tienes la edad suficiente” responde específicamente a la legislación. Ha sido una mala costumbre por ley el hecho de que debemos ser mayores de edad para poder hacernos con un trabajo. La segunda teoría sobre “no estás en capacidad de trabajar aún” parte de la equivocada idea de que todo trabajo acarrea una responsabilidad incalculable por la cual muchas otras personas podrían verse afectadas. Pero la más común es que “debes ir primero a la universidad” como si no fuésemos capaces de hacer dos cosas a la vez.
¡Al diablo la anticuada ley y el uso de la responsabilidad como intimidación! ¡No queremos que nos subestimen!
¿Acaso necesitamos tener licencia de conducir para lavar un auto? ¿Una especialización en electrónica para soldar algunos condensadores a una placa? ¿Una maestría en Diseño Industrial para ensamblar algunas computadoras? O ¿48 horas al día para trabajar y estudiar al mismo tiempo?
Claramente nadie será tan demente como para contratarnos a los 16 años para pilotar vuelo comercial o para dirigir un proyecto en una planta nuclear, tampoco nos contratarán en Coca-Cola como Consejero Delegado ni en McDonald’s como Director de Marketing si no tenemos la experiencia necesaria, pero se trata de que efectivamente hay muchos trabajos que otros no quieren hacer, que nosotros podemos hacer a muy temprana edad y que debemos pelear por el derecho a hacerlos.
¿Cuál es el objetivo principal?
Lograr la independencia financiera, aprender la responsabilidad y la libertad que involucra el poder disponer de nuestro dinero sin autorizaciones ni permisos, sin tener necesidad todo el tiempo de acudir al “Papá, dame dinero” ni dar explicaciones sobre nuestros planes de gasto y vivir nuestra primera experiencia laboral o de emprendimiento.
Mientras más rápido aprendamos sobre la responsabilidad del trabajo y pongamos en práctica nuestras habilidades y talentos, preguntémonos:
¿Cuántos vuelos comerciales podríamos pilotar o cuántos negocios emprender a muy temprana edad?
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