Es la cantidad que pierde diariamente una persona entre 20 y 30 años mediante un proceso natural de envejecimiento. La cifra parece elevada pero no lo es si se tiene en cuenta la cantidad de neuronas que tienen la “mayoría” de los seres humanos: 100 mil millones. El consumo de algunas drogas aumenta entre 30 y 50 veces la cantidad de neuronas que se pierden habitualmente.
Las neuronas son un tipo de células del sistema nervioso cuya principal característica es la excitabilidad de su membrana plasmática; están especializadas en la recepción de estímulos y conducción del impulso nervioso (en forma de potencial de acción) entre ellas o con otros tipos celulares, como por ejemplo las fibras musculares de la placa motora. Altamente diferenciadas, la mayoría de las neuronas no se dividen una vez alcanzada su madurez; no obstante, una minoría sí lo hace.
La neurogénesis en seres adultos, ha sido descubierta apenas en el último tercio del siglo XX. Hasta hace pocas décadas se creía que, a diferencia de la mayoría de las otras células del organismo, las neuronas normales en el individuo maduro no se regeneraban, excepto las células olfatorias. Los nervios mielinados del sistema nervioso periférico también tienen la posibilidad de regenerarse a través de la utilización del neurolema, una capa formada de los núcleos de lascélulas de Schwann.
Las neuronas presentan unas características morfológicas típicas que sustentan sus funciones: un cuerpo celular o «pericarion», central; una o varias prolongaciones cortas que generalmente transmiten impulsos hacia el soma celular, denominadas dendritas; y una prolongación larga, denominada axón o «cilindroeje», que conduce los impulsos desde el soma hacia otra neurona u órgano diana
La muerte de esas células como un proceso fisiológico y natural ocurre en el desarrollo del sistema nervioso del ser humano, cuando se eliminan alrededor del 50 por ciento de ellas; no obstante, este proceso es armónico y ordenado, y genera las bases para establecer un cerebro maduro y funcional.
Las neuronas dependen de otras células y para subsistir requieren de un aporte directo energético de glucosa y oxígeno. Cualquier situación que afecte mínimamente su homeostasis puede llevarlas a la muerte.
“El abuso de drogas disociativas como la ketamina o inhalantestambién provoca una mengua considerable, y se calcula que la propensión a perderlas, comparada con el proceso natural, aumenta entre 30 y 50 veces, con efectos directos en la fisiología y conducta del individuo” dice Julio Morán Andrade, jefe del Departamento de Neurociencias de la UNAM.
La combinación de estupefacientes puede ser devastadora, más en el caso de una mujer embarazada, porque se podrían generar malformaciones o alteraciones en las capacidades intelectuales del producto.
El sistema nervioso puede estar expuesto a condiciones ambientales dañinas, como ocurre en ciertas comunidades donde el agua puede estar contaminada con: arsénico, plomo o manganeso, entre otros.
El efecto puede ser a mediano o largo plazos, pues esos componentes se acumulan en el organismo hasta generar un estado tóxico, que puede incluir un estrés oxidativo que deriva en el deceso de grupos neuronales. La polución ambiental también influye porque el aire puede contener esas partículas, especificó.
A nivel molecular, uno de los eventos que pueden provocar estas condiciones patológicas por toxicidad es el estrés oxidativo. En condiciones normales, el cerebro cuenta con una serie de mecanismos que permiten enfrentar esta situación; no obstante, existen factores que la complican, como el metabolismo de las neuronas, que es alto comparado con otras células y, por ende, utiliza una mayor cantidad de oxígeno.
Además, esas células tienen membranas con alto contenido de ácidos grasos insaturados, los sistemas antioxidantes no son eficientes y algunos grupos neuronales tienen niveles significativos de hierro, lo que promueve la generación de estrés oxidativo; si a esta condición se aúna la acumulación de compuestos tóxicos, ciertas drogas e incluso el envejecimiento natural, las condiciones oxidantes pueden resultar dañinas.
Se han desarrollado fármacos que contrarrestan las consecuencias; en algunos casos son útiles y en otros derivan en efectos secundarios indeseables. Por ello, a nivel mundial se perfeccionan medicamentos que pudieran detener ese proceso, concluyó.
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