La casa del árbol fue construida hace más de 14 años con un propósito: monitoriar la actividad del volcán Tungurahua. En la actualidad la casa del árbol es un atractivo turístico para los que se atreven columpiarse a 2.660 metros sobre la cordillera de los Andes. Desde aquí, en los días sin nubes, la vista del volcán Tungurahua es sencillamente sorprendente.
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